martes, 14 de abril de 2020

NATURALEZA VULNERABLE, HOMBRE VULNERABLE...

¿Somos conscientes de la vulnerabilidad de la Naturaleza?

¿Somos conscientes de que la intervención humana es la mayor depredadora?

¿Somos conscientes de que la destrucción de la Naturaleza hace más vulnerables a los humanos?

¿Somos conscientes  quiénes son los mayores depredadores y manipuladores entre los humanos?

Me temo que gran parte de la sociedad no es consciente de ello.


BAJO LA MUELA DE SAN FELIPE.

En el escarpe noroccidental de la Muela de San Felipe, unos cuatrocientos metros bajo la cima, se produce uno de los hontanares más conocidos en España, el nacimiento del Río Cuervo. La enorme masa calcárea de la muela actúa como esponja receptora de cuantas aguas caen sobre su superficie.  

Toda una serie de alveolos y galerías intercomunicadas en su interior conducen las aguas hacia la surgencia que da lugar al conocido río y al espacio natural del entorno. Otras galerías, bajo  esta Muela, llevarán las aguas hacia el nacedero del Júcar en la misma Ibérica conquense. Se comportan así, las telúricas entrañas, como divisoria fluvial, al conducirse las aguas del Júcar hacia el Mediterráneo y las del Cuervo hacia el Atlántico. Es un fenómeno Kárstico que sorprende especialmente en época de lluvias, deshielos de la nieve caída y también en los períodos de temperaturas glaciales al congelarse el agua de los travertinos  que dan lugar a escenas de suma belleza.

Si es la roca caliza la que acoge y conduce el agua por los pasillos naturales interiores, es ella misma la que al disolverse va formando los travertinos a través de los depósitos de carbonato cálcico, las estalactitas y las acumulaciones tobáceas, es decir, la roca porosa que se origina cuando el agua está repleta de carbonato… A veces se forma en superficies planas y otras configura a lo largo de los siglos tapones que dan lugar a remansos o lagunas e incluso a conformar cascadas.

Este abrupto y umbroso territorio, Monumento Natural desde finales del siglo pasado, añade al atractivo visual de las aguas, sus caídas y trasparencia con tonos esmeralda, una gran riqueza faunística y floral. Sobrecoge el abigarrado tapiz en el que sobresale el pino y acompañan especies ripícolas junto a otras más propias  de la España atlántica.

Es un enclave que por su fragilidad conviene cuidar con esmero, algo  complicado cuando es lugar tan publicitado, tan conocido, con escasas normas restrictivas y cuando la “marea” turística urbana de centros emisores tan poblados como Madrid lo tiene tan cerca.







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