La villa medieval de Monleón,
situada a poco más de veinte minutos de San Esteban de la Sierra, bien merece
una visita, tanto por el enclave, el urbanismo, los restos de muralla, la torre
del homenaje, las tres puertas de acceso al recinto, la Historia ligada a la
villa o la literatura recreada a través del romancero por García Lorca en Los
Mozos de Monleón.
Esta fría tarde de diciembre
hemos recalado en el lugar cuando el viento soplaba y el mortecino sol para
nada paliaba la gélida temperatura.
Rodeado de leyendas…, verraco,
cuerno de oro para llevar a cabo la construcción de la cerca…, lo cierto es hay
constancia desde el siglo IV antes de Cristo de la existencia de algún
asentamiento, ya en el propio enclave del actual Monleón o en lugar cercano tal
como se puede ver a través de la escultura zoomorfa del verraco. Este tipo de
escultura, frecuente entre los pueblos ganaderos del oeste hispano, con variantes de toro,
jabalí, cerdo…, parece que pudo tener carácter propiciatorio, defensa de la
ganadería o ser un hito en las rutas ganaderas tal como dicen los expertos. Pero será a partir del siglo XII cuando esta
villa ubicada en alto y estratégico punto sobre la confluencia del Riofrío y el
Alagón, comience la construcción amurallada que con sucesivas reformas acabaría
en el siglo XV. Tres poblaciones amuralladas y con castillo fueron claves en el
proceso de reconquista y repoblación siguiendo la fosa del Alagón: Monleón,
Miranda del Castañar y Granadilla, ya en la provincia de Cáceres.
Significativa es la Historia del
alcalde Rodrigo Maldonado quien actúo de forma autoritaria, a quien apresó el
Rey Católico y perdonó la vida ante el rendimiento de su mujer, un tanto
levantisca.
Conserva Monleón el castillo con
su torre del homenaje, las tres puertas de la muralla: la de la Villa, la de
Coria y la Puerta el Sol. Se mantiene la traza urbana de estrechas calles,
sinuosas, sin plan preconcebido, donde alternan viviendas tradicionales de
escasa altura de piedra corneana y granito con otras más modernas que intentan
conservar algunos de los elementos del pasado. Da la sensación de núcleo muy
constreñido dentro del recinto murado y bajo la autoridad del señor.
En un día como hoy podríamos pensar que estamos ante
un pueblo muerto; solamente la berrea de ganado estabulado y el rezo que
escuchamos al acercarnos a la iglesia han roto el sepulcral silencio
vespertino.
Bien conocida es la canción de
Los Mozos de Monleón que, aunque con distintas versiones, la más conocida es la
de García Lorca. La misma ha sido cantada entre otros intérpretes por Nati
Mistral, Teresa Berganza, Ana Belén, García Calvo…