En los alrededores de esta
primitiva excavación en roca de granito hubo en el último tercio del pasado
siglo viñas, campos de cereal, huertos, tierras de fresón y áreas de monte
aprovechadas para el pastoreo.
Nada queda de los cultivos.
Grandes retamas, zarzas, jaras, carrascas y matas de roble se han apoderado del
territorio en el que los muros de los bancales aparecen derruidos.
Ante la huella remota, evidentes
vicisitudes de la Historia y los radicales cambios de los últimos tiempos cabe
preguntarse si algún día este paisaje sufrirá una nueva transformación…