SAN ESTEBAN DE LA SIERRA. LARGAS JORNADAS PARA EL RECUERDO.
Todo se iniciaba con el repique de campanas a vísperas de San Albino. Tomás, como diestro repicador veterano y el grupo de jóvenes mayordomos se turnaban en el anuncio a fiesta con un exquisito toque acompañado intermitentemente del estruendo de los cohetes lanzados desde la torre.
Bar las Palmeras comenzaba a hervir reuniendo a los jóvenes y no tan jóvenes mayordomos a la par que nuestra recién llegada clientela tomaba el primer contacto con la población local.
A las diez, como estaba previsto, realizamos la tradicional recepción con productos de la tierra a nuestros clientes. Alguno era viejo conocido y conductor de nuevos huéspedes; otros, llegados por propia iniciativa, nos proporcionaban, al igual que los primeros, una muy agradable velada con su saber estar, la estupenda charla y la larga tertulia en armonía; tan avenido el grupo que nadie quedaba fuera de la excursión sabatina.
Ni las mejores previsiones auguraban un sábado tan cálido, tan cargado de eventos y tan bien aprovechado recorriendo campos, saltando regatos, subiendo riscos, visitando lagares, participando del convite de San Albino, de la ruta de tapeo y de la vespertina salida hacia Miranda del Castañar donde el bosque de madroños, castillo, calles y muralla dejaban un especial sabor de boca, incrementado con la buena atención de Gerardo y Geli y el vinito que nos sirvieron en su tienda museo.
¿Y qué decir de la cena? Inigualable relación calidad-precio la que nos ofreció Restaurante Las Llares de San Esteban de
la Sierra.
Tras las compras de vino de la tierra, embutidos y pan, el paseo hacia el río y el puente medieval significó el final para algunos de los huéspedes. Otros pudieron gustar el vino pisado en milenario lagar que amablemente nos sirvió Agustín en
la Peña “Va a ser que sí” y
los ricos pinchos de ibérico origen.
Esperamos coincidir nuevamente y seguir disfrutando de esta Sierra de Francia, atractiva desde tantos puntos de vista. Gracias a todos y hasta pronto.