lunes, 30 de marzo de 2020

TREINTA DE MARZO DE DOS MIL TRECE


30- marzo-2013
A finales de marzo del 2013 se sucedían jornadas inestables. Tan pronto llovía como calentaba el sol. Los caminos seguían encharcados,  las praderías agradecían las abundantes lluvias seguidas de sol, los arroyos continuaban desmelenados y el Alagón no había perdido una brizna de caudal desde que creciera en fechas previas. Rugía en los Callejones y era grave bramido  en el encajamiento de las Huertitas.

La tarde del día treinta parecía dar un respiro que aprovechaba el grupo para hacer la Ruta de los Lagares Rupestres. Coincidía con Sábado Santo. Los hornazos de Semana Santa serían el mejor acuerdo para la merienda proyectada en la mesa de Majallana. Así fue.

Al vencer lo más duro del trayecto, una gran nube oscura se establecía sobre nosotros sin que de momento descargara. Eso sí, desde lo alto observamos la cortina de agua que al fondo dejaba intensa lluvia sobre parte de la Sierra de Francia.

Tras el momento de incertidumbre se preparó la mesa con las diferentes viandas y como no podía ser de otra manera merendamos hornazo bien surtido,  tortilla y como postre sacatrapos.

En el Muñiquero lucía débil sol que al paso por los Pajares pronto se apagaba. Ya en la Cruz del Monte la luz mermaba y sobre el cordal de la Peña los últimos rayos se ocultaban.













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