Al contemplar las imágenes de estos densos olivares que cuajan el ondulado territorio,
podríamos pensar que nos hallamos en los Béticos paisajes olivareros del sur. Nada
más lejos de la realidad. Es el norte de Cáceres, tierras de Granadilla ceñidas
por las montañas de Hurdes, las de Tras la Sierra y las más elevadas de las Sierras de Béjar y
Francia. Fascinante demarcación ésta así como el conjunto del Ambroz y Hurdes que recorremos con la ilusión de principiantes cada vez que tenemos ocasión.
Entre la Pesga y Mohedas se
expanden extensos campos en los que el
olivo señorea y contornea las aguas del río los Ángeles y las remansadas del embalse de Gabriel y Galán. Es un bello
paisaje ordenado que cambia de tonalidad conforme dirigimos la mirada hacia las
diversas parcelas, hacia los bosques más alejados o las montañas del
fondo, hermoso en todo momento, especialmente en primavera.
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