Quien desconozca esta tierra de
suaves inviernos, tempranas y agradables primaveras, tórridos veranos aliviados
por ríos y sierras, otoños multicolores en las montañas y contrastados verdes
en las dehesas, singulares valles y extensas penillanuras tajadas por la fuerza
de las aguas, muchas veces remansadas, probablemente se ha perdido las
embriagadoras sensaciones que un paisaje tan diverso proporciona al viajero. Quien
no haya viajado por Extremadura tampoco conoce los mil recursos culturales que
surgen por doquier, desde los más remotos tiempos hasta la actualidad. Quien no
conozca sus gentes, su saludo presto y peculiar acento, tampoco sabe de la calidez y cercanía de sus habitantes.
No es sorprendente que los aquí
nacidos estén orgullosos de su tierra y no es extraño que quienes descubren
este territorio, por alguna de las razones aludidas, sientan la necesidad de
retornar una y muchas veces a esta bella tierra donde siempre hay algo que
aprender y mucho para deleitarse.
De nuestros diversos viajes por
Extremadura hemos seleccionado varias fotos de un itinerario muy especial en el
que incluíamos paisajes señeros como el Jerte y Monfragüe y lugares tan
emblemáticos como Plasencia, la capital de Cáceres, Mérida, Trujillo y
Guadalupe. Un lujo de poblaciones y cultura, majestuosidad de pueblos y ciudades, bonanza climatológica
de una primavera tempranera en la que alboreaban los cerezos en el paradisiaco
Jerte y bullía la vida por toda la geografía extremeña. A ello añadimos un
estupendo grupo humano, personas con las que transcurridos treinta años
mantenemos amistad y cordial relación.
Gratísimo recuerdo el de aquel viaje como maravilloso el que acabamos de realizar por el valle Ambroz. Lucen las dehesas de corpulentas encinas, la verde hierba tras las recientes lluvias, el enriquecido embalse que alimentan las aguas de nuestro río, el cíngulo azulado de las montañas, las viejas ruinas de Caparra, el rehabilitado Granadilla y el extenso panorama en rededor.
Gratísimo recuerdo el de aquel viaje como maravilloso el que acabamos de realizar por el valle Ambroz. Lucen las dehesas de corpulentas encinas, la verde hierba tras las recientes lluvias, el enriquecido embalse que alimentan las aguas de nuestro río, el cíngulo azulado de las montañas, las viejas ruinas de Caparra, el rehabilitado Granadilla y el extenso panorama en rededor.
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