HACIA EL PICO DE ORI
Mientras los valles navarros
aparecían impolutos en la tarde estival, al llegar al puerto de Larrau las nubes bajas penetraban desde el lado francés. Conforme ascendíamos al
Pico de Ori, cumbre pirenaica más occidental que supera los dos mil metros,
podíamos contemplar ese fenómeno algodonoso que cubría el distrito franco de
los Pirineos Occidentales, un manto de varios cientos de metros de espesor que
denotaba la humedad atlántica retenida por las cumbres pirenaicas. Al paso, un estupendo
rebaño de ovino nos detiene antes de llegar a la cima donde el viento arrecia y las nubes se desperezan.
Ya en las alturas, el panorama es espectacular. La naturaleza nos está
regalando imágenes inolvidables que muestran las grandes diferencias entre una
y otra vertiente.
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