Las fuertes lluvias de diciembre,
el gran caudal alcanzado por el Alagón y la nula limpieza de los cursos
fluviales han contribuido al considerable deterioro de este singular puente,
bello referente de arquitectura viaria que en el pasado sirvió como importante nexo comercial y comunicación
humana.
Allí donde confluye el regato de
los Santos con el Alagón debió formarse una gran balsa que en algunos instantes
rebasó la calzada e incidió muy negativamente sobre el tramo superior del arco
moviendo piedras y dejando al desnudo
algunas dovelas. El obstruido aliviadero en dirección hacia el Tornadizo fue insuficiente para contribuir al desagüe, por un lado por la obstrucción y por la exigua cantidad de agua que tolera incluso en los mejores momentos.
La solución a problemas de esta
índole no parece fácil, sobre todo si los cauces acumulan tantos troncos secos,
tanta inmundicia y la Confederación no se preocupa de la limpieza. Por otro
lado, no estaría de sobra ampliar el aludido aliviadero al doble de la
capacidad que ahora posee, tarea no muy complicada.
¿Quienes fueron tan diligentes en
la destrucción de un pequeño azud, serán consecuentes, limpiarán y velarán por
nuestros ríos y por ende por el PATRIMONIO?
EN ESTA IMAGEN SE PUEDE APRECIAR, POR LOS RESTOS DE HOJAS QUE QUEDAN EN LAS RAMAS, QUE LA CRECIDA SUPERÓ EL PRETIL DEL PUENTE.
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