Releyendo las estupendas
descripciones de Jean Sermet de las tierras del pasillo natural del Aragón, rememoramos la Jacetania, los
paisajes de margas yesosas, los barrancos, los conos de deyección, las tristes
tierras donde crecen los bojes, los enebros y pobres matorrales, la erguida
Peña Oroel y los conglomerados de San Juan de la Peña donde en la orientación
norteña prolifera un abigarrado y tupido bosque que contrasta con el secarral
de las tierras bajas. Y aquí, a no mucha distancia de la carretera que va de
Pamplona a Jaca, el pequeño lugar de Santa Cruz de la Serós o de las Sorores.
En él dos iglesias que sorprenden por su belleza, antigüedad e historia en el
camino que une la Ruta Jacobea con el Monasterio de San Juan de la Peña.
Contemplar la iglesia de San
Caprasio es evocar el primer viaje pirenaico, la visita de esta iglesia y otros
dos monumentos señeros de la provincia de Huesca, la catedral de Roda de
Isábena y el monasterio de Obarra. Es el bello estilo del románico lombardo, el
de las fajas lombardas o lesenas, los arquillos ciegos y sencillez decorativa
que se prodigó durante el siglo XI y XII por el alto Aragón y Cataluña. Seduce
el pequeño tamaño de iglesia de una nave, su ábside de altura muy inferior a la
de la nave, el sillarejo desbastado y las lajas que sirven de cubierta como en
tantas edificaciones de la región. En su interior alternan la bóveda de arista,
con la de medio cañón y de horno en el ábside (Enríquez de Salamanca).
Emociona recordar estos viajes y volver
a ver imágenes de manifestaciones
artísticas que tanto impactaron por ser tan distintas a lo conocido, por
hallarse en lugares apartados o en núcleos de tan reducido tamaño.
Más compleja es la iglesia de
Santa María, vestigio del antiguo monasterio femenino vinculado a la realeza
y nobleza desde sus primeros tiempos. Sus grandes propiedades y
rentas permitieron una obra ingente que entró en decadencia en la segunda mitad del siglo XV.
A diferencia de San Caprasio es
obra realizada con estupendos sillares tanto en el exterior como en el interior
del templo de cruz latina y bóveda de cañón. Muy interesante la puerta oeste con el típico crismón y
capiteles de fina labra, ligero abocinamiento, decoración de bolos y taqueado
jaqués.
Sorprende la altura de la torre
con varios cuerpos superpuestos, ventanales geminados y la existencia de una
cámara cuya verdadera función se desconoce. Está considerado caso único en el
románico.
Después del Concilio de Trento
las monjas abandonaron el monasterio para establecerse en Jaca, comenzando
desde entonces la ruina del convento cuyas piedras servirían para numerosas
construcciones del entorno. En pie se ha mantenido la iglesia gracias a restauraciones.
SAN CAPRASIO
SANTA MARÍA
SANTA MARÍA.
MONTES DE SAN JUAN DE LA PEÑA.
OBARRA Y DESFILADERO DEL ISÁBENA.
CLAUSTRO DE LA CATEDRAL DE RODA DE ISÁBENA.
Bendito románico ..... simple, bello y fresco. Saludos !!!
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