Cabe pensar que desde los más
lejanos tiempos, las migraciones animales en busca de pastos y el hombre de
alimento corporal o del espíritu, establecerían unas rutas naturales que con el
tiempo se consolidarían como vías de descubrimiento, conquista, económicas,
religiosas etc.
Una de las encrucijadas de
caminos más importantes en la península Ibérica desde la antigüedad hasta
nuestros días se halla en la provincia de León, hablamos de Astorga, la Asturica
Augusta de los romanos; un lugar neurálgico en las calzadas romanas junto con
Emerita Augusta, Corduba y Caesaraugusta.
Aunque se habla que desde la
Prehistoria existían corrientes peregrinas que se dirigían hasta el Finis
Terrae, será a partir de mediados del siglo X cuando la otra vía que confluye
en Astorga, Camino de Santiago (Camino Francés) se institucionalice como
itinerario peregrino tras el pacto tácito entre la Iglesia de Roma y la Orden
de Cluny. La importancia de Astorga se incrementa especialmente a partir del
siglo XI cuando la Ruta Jacobea es un hervidero de gentes de los más diversos
orígenes y estratos sociales.
En la actualidad, el Palacio Episcopal de Gaudí se ha
convertido en el Museo de los Caminos,
sabia elección al no haberse utilizado nunca como residencia del obispo y ser
un emblemático edificio del neogótico que bien merece ser visitado al viajar
hasta Astorga.
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