Encaramado sobre alargado cerro residual que domina un amplio
espacio, el castillo de Gormaz, mejor…, la impresionante fortaleza de Gormaz,
la que fuera en su tiempo la mayor de las fortalezas califales de Europa, es en
la actualidad un semi-derruido baluarte que jugó gran papel estratégico entre
las tropas musulmanas y cristianas en los siglos medievales, especialmente
durante los siglos IX, X y XI.
Visible desde muchos kilómetros
de distancia sorprende su ubicación sobre la cuenca del Duero, alzado sobre el
serpenteante y lento tránsito del río, los bellos campos de cultivo del llano, en
lontananza las Sierras, la agazapada pequeña población de Gormaz en sus faldas
y la ermita camino del gran bastión.
Los nombres de la historia le
recordarán al viajero-visitante cuánta importancia debió tener el lugar y qué
solo y abandonado se encuentra en estos momentos teniendo en cuenta su valor
cultural y los hermosos panoramas que desde aquí se disfrutan. Quizás merezca la
pena refrescar la memoria y citar a AlHakén II, Almanzor, Fernando I de León,
Alfonso VI y el Cid Campeador que fuera Señor de Gormaz.
Como en otros históricos lugares
del interior peninsular, en este caso la frecuentación turística es escasa lo
que también reporta paz y disfrute personal cuando puedes recorrer a tus anchas
tan vasto espacio. En nuestra última visita, en primavera tardía, el pueblo de
Gormaz parecía dormitar y en la fortaleza, una hora sin alma alguna recorriendo
el interior, contemplando las veintiocho torres y circundando parte de los mil
doscientos metros de perímetro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario