sábado, 9 de mayo de 2020

HERMOSA ENTRE HOCES.

Visitar Cuenca conlleva conjugar la geografía escarpada y hendida de la Serranía que se inicia, la historia del lejano medievo y las reiteradas impresiones de artistas, literatos y poetas. A pesar de los indudables valores paisajísticos y culturales (ubicación, calles, casas colgadas, catedral, conventos, museo de arte abstracto...) Cuenca es una ciudad de reciente descubrimiento por parte del gran público. La pluma y los pinceles han hecho tanto por ella como cuantos recursos adornan su imagen reflejada en el Júcar...



ROMANCE DEL JÚCAR.

Agua verde, verde, verde
agua encantada del Júcar
verde del pinar serrano
que casi te vio en la cuna

-bosque de san sebastianes
en la serranía oscura,
que por el costado herido
resinas de oro rezuman-,

verde de corpiños verdes,
ojos verdes, verdes lunas,
de las colmenas palacios
menores de la dulzura,

y verde-rubor temprano
que te asoma a las espumas-
de soñar, soñar -tan niña-
con mediterráneas nupcias.

Álamos, y cuantos álamos
se suicidan por tu culpa
rompiendo cristales verdes
de tu verde, verde urna.

Cuenca, toda de plata,
quiere en tí verse desnuda,
y se estira de puntillas,
sobre sus treinta columnas.

No pienses tanto en tus bodas,
no pienses, agua del Júcar,
que de tan verde añilas,
te amoratas y te azulas.

No te pienses ya tan pronto
colores que no son tuyas
Tus labios sabrán a sal,
tus pechos sabrán a azúcar

cuando de tan verde, verde,
¿dónde corpiños y lunas,
pinos, álamos y torres
y sueños del alto Júcar?  Gerardo Diego.











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