LAS MARRÁS DE SAN ESTEBAN DE LA
SIERRA, UN ESPACIO GEOGRÁFICO DIFERENTE:
¿Qué
significa marrá? El término, muy utilizado en Galicia, significa hembra del
cerdo, marrana, entre otras acepciones. El mismo vocablo, en Extremadura, viene
a decirnos que, “falta algo”. Referido al territorio, en la Vera extremeña,
existe una ruta que se denomina “Ruta del Mirador Marrá de las Jaras”…
En San Esteban de la Sierra los diversos espacios geográficos conocidos con el nombre de "Marrás",
Marrás del Río Arriba, Marrás del
Tiriñuelo, Marrás del Hituero..., se corresponden con superficie pública
localizada entre áreas cultivadas o de posible aprovechamiento forestal.
Características comunes a todas las marrás son el abundante roquedo,
matorral y la ausencia de suelo cultivable, así como la escabrosidad
general. Grandes bloques de granito, formando lanchones o bolas, cubren buena parte de las mismas.
Donde se ha formado un suelo arenoso y débil surgen diversidad de plantas aromáticas
y matorral de mayor porte como cornicabras, madroñeras, durillos, carrascas,
bardas etc. Menos frecuente es el desarrollo del arbolado, robles, quejigos o
castaños, entre otros.
A veces reciben el nombre de marrás, “trozos de marrás” o “pequeñas
marrás”, zonas improductivas en los bordes de los campos de cultivo o en su
interior y que, al contrario que las anteriores suelen ser de propiedad privada
o de uso de los propietarios colindantes. Se han utilizado como lugares de
carga y descarga, puntos donde colocar o arrojar los sarmientos (manicios) u
otro ramaje procedente de la limpia o poda.
Por su calidad de terreno
público, tradicionalmente han servido para la alimentación del ganado
caprino, el que mejor se adapta a dicha topografía y al ramoneo. En el
pasado, cuando recebar los cultivos era frecuente, las marrás cercanas al
viñedo fueron en parte descarnadas para servir a tal fin.
Las marrás
han cumplido, por tanto, una función
económica de cierto interés principalmente para la ganadería, que contribuía
a mantener abiertos dichos espacios a
través de pequeñas sendas. Hoy, la desaparición del ganado caprino está
propiciando que el matorral se haga intransitable y que el desarrollo arbóreo
sea mayor.
No debe desdeñarse el valor ecológico de las marrás al ser refugio de la fauna silvestre y haber
permitido el crecimiento de especies
botánicas autóctonas, a pesar del pastoreo. Por otro lado, la discontinuidad
paisajística de las mismas constituye un gran atractivo para la actual sociedad
del ocio que ve en ellas una hermosa y diferente parcela de la naturaleza. Para
los amantes del boulder es también una interesante opción deportiva.
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