Hoy os traemos imágenes de un camino que se transitó desde la
Prehistoria tal como nos dice el Padre Morán. Los ciclópeos bloques que lo sostienen fueron arrancados
a la abrupta montaña y hasta la segunda
mitad del siglo XX el firme fue reparado año tras año para impedir
abarrancamientos y facilitar el transporte de los productos del campo con las
bestias de carga. En la actualidad es un bello camino para el disfrute de los
sentidos que pronto será mejor acondicionado para facilitar el paso senderista.
Cuando las sombras de la tarde se
expandían y el sol mortecino alumbraba Tiriñuelo, Risco de la Dehesa y Riscos
de los Pajares, el paseo sosegado entre la perfumada jara, los almeces verdes y
amarillos, alguna garbancera en flor, los llamativos tonos de la cornicabra, los
marcescentes quejigos, los reflejos de los alisos en el agua y el permanente
rumor de la corriente, hemos sentido una vez más el gran valor de la Naturaleza
que nos rodea.
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