Es mañana templada de otoño que de ligeras
brumas cubre infinitos horizontes.
A un lado de Sierra Mayor se abre
el profundo abismo por donde discurre el Quilama, se suceden las redondeces de vieja geología entre los insondables surcos de la Sierra de Francia, la
penetrante fosa del Alagón y la lejana divisoria de Tras la Sierra entre el Jerte y el Ambroz.
Al otro lado de la Sierra, una
mancha inmensa de caducifolias en ladera se funde con las quercíneas de hojas
perennes y marcescentes que se prolongan por el peniplano hasta la Sierra
Menor, divisoria de cuencas fluviales y diferentes condiciones ambientales.
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