Héroes anónimos, en labor secular
sin tregua hasta el último tercio del pasado siglo, crearon un épico paisaje
agrícola en un medio domeñado con
ingenio y sudor, tan insólito y sugestivo a nuestros ojos que cuanto más lo
recorremos y observamos, más nos admira y sobrecoge.
Al proceso migratorio de la
segunda mitad del siglo XX ha sucedido el gradual abandono de los territorios
con mayor declive dando lugar a un paisaje de denso matorral, en ocasiones de
arbolado, que apenas permite contemplar la ingente obra de paredones que
aterrazan las laderas desde las orillas fluviales hasta las escarpadas cumbres,
reptando más de cuatrocientos metros por colosales desniveles.
A pesar de los obstáculos
físicos, de la dura tarea de cultivo, de los bajos precios y sobre todo de las trabas de una inoperante
Administración, no deja de ser admirable la conservación de retazos de esta
agricultura heroica en la que alternan o asocian vides, olivos y frutales en medio de otros campos dejados a su suerte u impresionantes escollos
rocosos.
Si bien tierras insulares, del
levante ibérico, Galicia, sur de Sierra Nevada…, figuran entre los paisajes más
conocidos de agricultura heroica, no es
menos cierto que especialmente la vertiente sur del Sistema Central abulense,
cacereño y salmantino así como las Arribes del Duero ofrecen magníficos
ejemplos de estos espeluznantes parajes agrícolas. Son paisajes culturales que nunca debieron
abandonarse si el pequeño agricultor minifundista hubiera recibido los
incentivos de los que goza la gran empresa y la gran propiedad.
Con pequeños apoyos y sin tantos obstáculos administrativos la despoblación rural no hubiera
sido tal, el paisaje de piedra y tierra
que mantiene los campos de labor se hubiera preservado, la lacra de los
incendios no habría tenido efectos tan desastrosos, parte de la fauna que
necesita de los cultivos no hubiera desaparecido y la conservación de tan
llamativos paisajes hubiera atraído a turistas con todo lo que conlleva de
generación de empleo, riqueza y disfrute.No hay duda que contemplar los paisajes,
tal como los recordamos de la infancia, hubiera sido muy gratificante para los
propios del lugar y cuantas personas nos visitan.
Hemos perdido una gran oportunidad relegando al olvido un paisaje de
bellísima estética con dos mil años de Historia. Pero en los convulsos tiempos
que vivimos, de falta de rigor, de programas televisivos aculturales, de
políticos que únicamente defienden sus intereses y los de los poderosos, ¿quién se preocupa por ese hombre apegado a
la gleba en abruptos territorios cuando priman las multinacionales, la superproducción
y el elevado consumo aunque a muchos se les llene la boca de sostenibilidad?
Ejemplos de bancales conservados y de áreas en las que la vegetación oculta los antiguos aterrazamientos:
No hay comentarios:
Publicar un comentario