Sustituimos el hielo de la meseta
norte por el agradable y templado ambiente de la submeseta meridional al tiempo
que surcamos el peniplano extremeño camino de Granadilla, histórico núcleo
abandonado, península en la actualidad después de la construcción del embalse
de Gabriel y Galán,
Hemos rebasado Zarza y sus campos
de cultivo, los esqueléticos pizarrales de jaras y retamas, los alóctonos
pinares y por la estrecha vía del istmo hemos llegado a Granadilla.
El impresionante castillo de la
Casa de Alba, construcción del último tercio del siglo XV, se yergue sobre el
pueblo que fuera de fundación musulmana, reconquistado en el siglo XII y
convertido en bastión de la cuenca del Alagón. Restaurado, desde él se
domina el caserío de la población, las aguas embalsadas, los pinares de
repoblación y todo un cíngulo montañoso que culmina en la Sierra de Béjar.
En los años sesenta se abandonó
definitivamente Granadilla para en 1980 ser declarado Conjunto Histórico
Artístico y más adelante comenzar la restauración de parte del conjunto, tarea
que continúa en la actualidad, proporcionando una grata sorpresa al visitante.
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