Desde cierta distancia nada
diferencia esta roca de otras del
entorno, resaltes todas ellas de granito
entre matas de roble, ligeramente cubiertas de tierra, cantos y musgo,
incipientes bardas y “barceos”. Acercándose, de inmediato se percibe
intervención humana en uno de los lados de la redondeada peña. Observada con
detenimiento un lagar rupestre de doble cavidad, con bastante tierra y piedras
en su interior, salta a la vista. Más sorprendente
era descubrir que sobre el mismo bloque de granito y enterrado hubiera otro
lagar, éste de único recipiente.
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