Desde las venteadas alturas del
Hueco y el Porrejón, desde donde la Sierra de Béjar y las montañas de
Extremadura emergían sobre bancos de nieblas y el brumoso paisaje del valle, hemos realizado el
descenso entre castaños centenarios, nogales, higueras, encinas, maquía
impenetrable, roquedales como senda y afilados cuchillos pétreos hasta el
hondo territorio en el que se produce el gran salto de Jigareo, bello lugar de
difícil acceso y no recomendable para personas poco avezadas en la montaña.
Estupenda experiencia después de lustros sin transitar estas trochas.
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