EL SAÚCO.
Saúco procede del griego, Sabuqué,
(flauta, silbato), ya que con sus ramas
podían realizarse tales instrumentos. Pero la diversidad de usos y propiedades de esta planta la han
convertido en mítica para muchos pueblos a lo largo de la Historia.
Año tras año, desde la infancia,
hemos contemplado la floración del saúco, ese arbusto-árbol que por una u otra
razón siempre nos ha llamado la atención, especialmente por sus pequeñas y
densas flores y el agradable olor. Ahora, cuando está a punto de desaparecer la flor en
San Esteban, todavía se mantiene firme en pueblos más elevados, próximos a
nuestra localidad entre viviendas, corrales y áreas cercanas a las poblaciones.
En el medio rural supimos de algunas de sus propiedades
medicinales, en forma de compresas
desinfectantes y antiinflamatorias en las heridas de animales, como astringente
ocular, como infusión anticatarral…
Con el paso del tiempo hemos
sabido de la toxicidad de hojas, corteza y frutos no maduros. También de la utilización
de sus flores en países europeos como integrante de infusiones y del uso de sus
frutos maduros y hervidos para mermeladas y jarabes…En algunos lugares se
realiza vino de saúco que contribuye a reforzar la circulación y es un buen
remedio para cólicos intestinales.
Con diferentes variantes el saúco
forma parte de la mitología, lo
mistérico y esotérico, de forma especial
en la cultura germánica y nórdica. El mundo germano consideraba esta
planta como sagrada y fue dedicada a la
diosa protectora del hogar. Cortar sus
ramas podría ser motivo de desgracia, salvo que se suplicara de manera
reiterada en forma de ritual.
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