jueves, 18 de julio de 2013

CAMILO JOSÉ CELA: JUDÍOS, MOROS Y CRISTIANOS.
Releyendo el libro Judíos, moros y cristianos me sorprende, como la primera vez, el capítulo en el que el vagabundo recorre la Andalucía de Ávila y recala en Candeleda, el hermoso pueblo del sur de Gredos  del que Don Camilo da numerosos detalles de cultivos, plantas, fauna, tradiciones… Tras citar la canción “Si vas a Candeleda, vuélvete al Hoyo, que los candeledanos, son el demonio”, escribe Cela: “Los candeledanos no son el demonio. Al vagabundo en Candeleda le dieron de comer y beber. Candeleda tiene de todo; es como el Arca de Noé de los tres reinos de la naturaleza, a saber: el animal, el vegetal y el mineral”…

Cuando el vagabundo se refiere a la Virgen de Chilla dice así: “La Virgen de Chilla, en cierto modo, podría entenderse como la patrona de las malmaridadas; hay algunos que, a la malmaridada se conforman con decirle casada infiel. La Virgen de Chilla, en más abierto y liberal sentir, también puede tomarse por patrona de los enamorados”.

A continuación aparece la popular canción Al olivo, al olivo…, tan conocida por estas tierras serranas que tal vez algún juglar, ciego o coplero trajo a San Esteban, como a otros muchos lugares de España. En San Esteban la versificación es mayor que la que cita Cela y no sabemos si el toque musical es el mismo que en Candeleda:

“Al olivo, al olivo,
Al olivo subí.
Por cortar una rama,
Del olivo caí.
Del olivo caí,
¿Quién me levantará?
Esa gachí morena
Que la mano me da.
Que la mano me da,
Que la mano me dio,
Esa gachí morena,
Es la que quiero yo”.

Hasta aquí la cita de Don Camilo y seguidamente versos de San Esteban:
-Es la que quiero yo, es la que he de querer, esa gachí morena, ha de ser mi mujer. Ha de ser mi mujer, más bonita que el sol, esa gachí morena, es la que quiero yo…

Y Don Camilo, con su peculiar sentir y decir continúa: “-Santísima Virgen de Chilla, detén la cabritera del marido de esta gachí morena que la mano me dio. Amén ¡Ay Catalina, en qué charcas me metes! ¡Ay Catalina, qué buena estás! ¡Ay Catalina, quien te pillara! ¡Ay, Catalina, en el Naranjal!”

Cela recoge también la canción de Catalina, Catalina… muy conocida en los cancioneros populares y que en San Esteban se canta con asiduidad con cambios y más verso que en la cita de Cela:

“Catalina, Catalina,
Catalina, la torera,
La visten de señorita,
Los mozos de la Ribera,
Los mozos de la Ribera
También los de Alejandría,
Y a verte vengo de noche,
Porque no puedo de día.
Porque no puedo de día,
Que me voy a mi trabajo,
Los amores se te quedan,
En la ventana de abajo.
En la ventana de abajo,
En la ventana de arriba,
Quédate con Dios Paloma,
Que me voy para Melilla.
Que me voy para Melilla,
Con el moro a pelear,
Quédate con Dios Paloma,
Paloma del palomar.”

Esta es la letra recogida por Cela en Candeleda. A continuación la canción tal como se canta en San Esteban de la Sierra:

Catalina, Catalina, Catalina la torera, la visten de señorita los mozos de la ribera. Los mozos de la ribera, mocitos de Alejandría, a verte vengo de noche, porque no puedo de día. Porque no puedo de día, que me voy a los trabajos. Tú te quedarás llorando, y a la ventana de abajo. Y a la ventana de abajo, y a la ventana de arriba, tú te quedarás llorando, yo me voy para Melilla. Yo me voy para Melilla, y a pelear con los moros, no llores prenda querida, no llores que yo no lloro. A pelear con los moros y también con los paisanos, cuando traiga la licencia, niña me has de dar la mano. Niña me has de dar la mano, y no me has de conocer, cuando traiga la licencia de Teniente Coronel. De Teniente Coronel y también de Capitán, cuando traiga la licencia, contigo me he de casar. Contigo me he de casar, la de los ojos azules, contigo me he de casar, si a los cielos no te subes. Si a los cielos no te subes y a la tierra no te bajas, contigo me he casar, si no me das calabazas.


Si Don Camilo hubiera conocido nuestra tierra, seguro que hubiera cantado sus lindezas con la misma ágil e informada pluma que  describe la Andalucía de Ávila. ¡Es una lástima que autores de prestigio no hayan dejado en letra impresa la belleza de nuestros paisajes y tradiciones! Y es que nunca debió ser éste un territorio al uso de los viajeros como tampoco lo es en el momento actual a pesar de la riqueza que entraña, bien reconocida por aquellos que circunstancialmente nos visitan.


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