No fue ésta la última nevada que cubrió tejados y calles de la población. Sí tal vez más copiosa que la postrer acontecida un año después.
En muy poco tiempo, a mediodía el 15/12/2008, la tierra toda se vistió de níveo ropaje.
Apenas dos horas más tarde había dejado de nevar. Calma y silencio, el silencio de la naturaleza nueva, reinaban en aquel paisaje engalanado de blanco, fino y volátil tul, etérea atmósfera de luces y sombras, cortinas neblinosas que se abrían y cerraban, mostraban y ocultaban el territorio transformado, el cielo azul o el plomizo...
El Cancho comienza a iluminarse.
Nieblas de ladera. Sol en Cancho y Tiriñuelo.
Nieblas en el serpenteo intradepresivo del Alagón.
Soleadas laderas del Río Arriba.
Puente Nuevo y Callejones iluminados.
Soleados Riscos de los Pajares y Risco de la Dehesa.
San Esteban de la Sierra en la sombra.
El postrer rayo ilumina el Charquito Redondo.
La tarde agonizaba. Arreciaba el frío.
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