Desde el curso del río Navia
hasta el límite con Galicia hay una Asturias interior, lejana y montañosa cuyo
principal relieve forma la sierra de Bobia en torno a la cual se extiende una
comarca sorprendente y poco conocida: los Oscos.
Aunque no nos encontramos ante un
relieve de cumbres tan elevadas como las de otros puntos de la Cordillera
Cantábrica- la sierra de Bobia está a 1202 metros sobre el nivel del mar- toda
la región ofrece una abrupta orografía de valles profundamente encajados,
vertientes escarpadas y formas planas o redondeadas en las partes culminantes.
Son tierras viejas de dominante litología pizarrosa fuertemente erosionadas a
través de la larga historia geológica por una red fluvial que encuentra pronto
el mar y ha socavado las entrañas rocosas siguiendo las pautas de la erosión
remontante y la fuerza de la gravedad.
Si bien en la Sierra de Bobia
surge alguna corriente independiente, como la del río Porcia, la misma sierra
es divisoria entre las dos cuencas fluviales principales, extremos oriental y
occidental de los Oscos. Son los valles de los ríos Navia y Eo, hacia donde
afluyen arroyos de gran torrencialidad y aguas cristalinas. La red fluvial
fragmenta el territorio y provoca importantes discontinuidades paisajísticas.
Estas montañas que limitan con
Galicia pero ligeramente hacia el interior, apenas se benefician de la suavidad
térmica que proporciona la mar, sufriendo por el contrario los rigores
invernales en las zonas más altas. Las lluvias llegan con regularidad y actúan
de forma manifiesta sobre una vegetación
atlántica e higrófila entre la que sobresalen los bosques de castaños y robles.
Fresnos, alisos y sauces jalonan las riberas y brezos, tojos, boj y helechos
cubren superficies de sotobosque o zonas intervenidas por el hombre.
Al amparo del abrupto e
intrincado relieve y la densa vegetación, la fauna silvestre ha encontrado
desde siempre un estupendo refugio. Osos y urogallos, especies en peligro, han
estado ligados a las tierras bravías de los Oscos. Son una auténtica reliquia
que tiene difícil pervivencia mientras otras especies de fácil acomodo y sin
depredadores crece sin cesar; es el caso de los jabalíes.
La zona de Oscos está escasamente
poblada, no llega a diez habitantes por kilómetro cuadrado, siendo tierra de
típica emigración. La célula básica de poblamiento es la aldea, reducida en
extensión y habitantes y de carácter semidisperso. Las aldeas se agrupan en
parroquias cuyo fundamento religioso está ligado a otros matices sociales y
económicos. Sobre las parroquias están los concejos que rigen los destinos
desde alguna villa. Los principales centros de población son San Martín de
Oscos, Santa Eulalia de Oscos, Villanueva de Oscos, Pesoz, Grandas de Salime y
Taramundi. Tan solo Taramundi supera los mil habitantes, entre los que se
incluyen los que viven en el propio núcleo y las aldeas dependientes. La
población regional se ha reducido casi a la mitad desde 1970 hasta la
actualidad.
La agricultura de los Oscos ha
sido desde siempre de subsistencia. El espacio agrícola es reducido y ocupa
lugares próximos a la vivienda donde se cultivan algunas hortalizas y donde
berzas, patatas y maíz han sido
prioritarios cultivos. El cultivo del cereal tendía a cubrir las necesidades de
la familia.
Las áreas de pradería han ocupado
una superficie mayor aprovechando zonas
deforestadas a veces de grandes pendientes que se regaban durante el estío a
través de canales establecidos desde los arroyos próximos. Son los productos
ganaderos los que generalmente han servido para el comercio o el intercambio.
Frente a campos de cultivo y
praderías se extienden las masas forestales que cubren amplias superficies en
las que junto a las especies autóctonas se han introducido otras alóctonas como
pinos y eucaliptos.
En la base de la economía de
Oscos están los bosques, economía principalmente de carácter artesano. De ellos
sale el carbón que nutre las ferrerías familiares y ellos son la materia prima
de útiles agrícolas, colmenas, madreñas, tintes…, a la par que su madera está
presente en las construcciones populares junto a la roca madre que tendréis
oportunidad de ver en viviendas, hórreos, cabazos, paneras, ferrerías…
Una razón, entre otras, por la
que hemos venido a este lugar tiene que ver con la aparición de una nueva forma
de turismo, la que ha surgido como incentivo económico y de cierta resonancia
social.
Aunque pueda considerarse como un
hecho aislado, no por ello carece de interés ya que puede aportar nuevas
perspectivas de futuro. El lugar elegido para el desarrollo de un modelo
turístico distinto al de masas ha sido Taramundi, donde ahora nos encontramos.
Luego visitaremos las instalaciones y el director nos explicará el proyecto del
CSIC que contó con apoyo del Principado
y del Ayuntamiento de Taramundi. Se optó por establecer un alojamiento rural
donde primara la calidad del interior ya que la del exterior estaba asegurada.
El edificio que se escogió fue la Casa Rectoral, edificio del siglo XVIII. Sin
olvidar la estructura del inmueble y elementos de la cultura popular se le ha
dotado de servicios que puede solicitar un público exigente, aire
acondicionado, hilo musical, minibar en habitaciones, mirador, sala de
reuniones, restaurante, gimnasio, sauna…
Si queréis preguntar por algún
término podéis hacerlo ahora. De lo contrario, explicaremos vocabulario en el momento que tengamos el fenómeno ante nuestros ojos:
torrencialidad, erosión remontante, discontinuidad paisajística, mazo,
ferrería, madreña, cabazo, panera, hórreo, higrófila, sotobosque, alóctono.
¡Vamos, visitamos la Rectoral, nos sentamos en la
terraza y descansamos un poco! ¿De acuerdo?
Una zona que aún desconozco .... aunque estuve muy cerca de ella y me la recomendaron. Ahora veo en tu publicación que merece la pena visitarla .... saludos
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