En esta tarde bochornosa, pesada...,
qué mejor que introducirse en fresco, acogedor y artístico lugar, en el
probablemente más bello claustro de la ciudad de Salamanca, el de las
Dominicas, Santa María de la Consolación o las Dueñas, nombre este último con
el que popularmente se conoce a este monasterio con raíces en el siglo XV y
construcciones principales del primer tercio del siglo XVI.
El claustro renacentista,
pentagonal e irregular, es una joya original realizada bajo la tutela de
Rodrigo Gil de Hontañón. Construido en dos cuerpos, llama la atención sobre
todo el segundo, rico en decoración de flores, escudos y elementos fantásticos,
auténticos grutescos.
Pasear en soledad y silencio,
sentarse y contemplar la riqueza escultórica, la variedad de motivos, el
elegante arquitrabado, observar las torres de la catedral o la Clerecía desde
tan bello claustro es un disfrute que no todos los días se consigue, máxime cuando
en la ciudad bullía el turismo foráneo.
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