jueves, 8 de febrero de 2018

DESDE MI ATALAYA


Hay tentaciones que difícilmente se pueden resistir. En esta tarde de sol, frío y viento sentía el especial antojo de subir la empinada cuesta hasta el vértice geodésico de los Riscos donde a 985 metros sobre el nivel del mar encontramos el punto más elevado de San Esteban de la Sierra.

Podría pensarse que desde lugar mil cuatrocientos metros por debajo de la Sierra de Béjar y unos setecientos bajo la Peña, las posibilidades de contemplar paisaje no son muchas. Es sin embargo, atalaya tan bien ubicada, que desde el arriscado dique de cuarzo, cuando a él accedemos, tenemos la sensación de dominar “medio mundo”. Es un decir…, pero la sensación de dominio de espacio colma el esfuerzo de la subida.

Observar mis amigos cuánto y cuánto territorio a mi alrededor y cuánta belleza en las nieves de las montañas abulenses previas a Gredos, en el Macizo Central, en la Sierra de Béjar, en la Tras Sierra extremeña y contemplar los contraluces de las viejas montañas de la cuenca del Alagón y los límites con Cáceres, de la Peña de Francia, del Castillo Viejo y las Quilamas, del Cervero y la Sierra Mayor…Y si miráis en dirección norteña tendréis como telón de fondo la Sierra Menor, divisoria climática e hidrográfica. Y por supuesto, no olvidéis ver pueblos de cercanía como el Tornadizo, San Miguel, Los Santos, Valdelacasa y otros más distantes como Candelario o el Castañar de Béjar y los pueblos que custodian el Valle Sangusín…


Hay otros muchos pequeños detalles del entorno que me han henchido a pesar del  frío o el viento… ¡Qué tarde regalo de la Naturaleza! Si no la vives nunca la puedes sentir.



















No hay comentarios:

Publicar un comentario