Contemplado desde la distancia y recordando las talayóticas taulas menorquinas podríamos pensar que nos encontramos ante uno de estos monumentos megalíticos donde el hombre hizo alarde de ingeniosa fuerza e inspiración.
Ante la ciclópea imagen nuestra imaginación puede desbordarse, pensar en poderosos seres, en cultos, en deidades..., quién sabe en cuántas cosas...
Es majestuosa naturaleza en la que a pesar de lo arriscado del lugar pervive remota huella humana.
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