Con motivo del VIII Centenario de
la Universidad de Salamanca, la ciudad acoge hasta el uno de octubre del dos
mil diecisiete alrededor de ochenta obras de Miquel Barceló, El Arca de Noé, escultura, pintura,
cerámica…, en exteriores, patios, salas de exposiciones y capilla del Colegio
Arzobispo Fonseca.
El Gran Elefante, obra de
envergadura que se apoya directamente sobre la trompa guardando un difícil
equilibrio se expone en la Plaza Mayor. Es obra del año dos mil ocho con innovaciones respecto a obra
previa. Tal como explica Enrique Juncosa, “parece ironizar sobre el concepto de
escultura pública” al igual que la obra enclavada en el Patio del Colegio de
San Bartolomé o de Anaya.
El Patio Neoclásico de Anaya que exhibe la obra titulada Le Grand Écouter,
realizada en el año dos mil quince, se compone de cerámicas de gran tamaño de formas
chafadas que los expertos comparan a las de los relojes blandos de Dalí. En
este caso, es la utilización de poliuretano y otros materiales ligeros lo que
le proporciona mayor liviandad.
Por su parte en el Patio de Escuelas Menores,
las cerillas apagadas, realizadas en bronce, hablan sobre lo transitorio de
todo. Es la obra titulada 14 Allumettes hecha
en dos mil quince que cuenta con precedentes en la obra pictórica de Miquel
Barceló.
En los bellos marcos artísticos
de la ciudad de Salamanca, Gótico, Barroco, Neoclásico… se han integrado piezas
de gran calibre que como ya sucediera con la obra de Rodin en el año dos mil
dos son un reclamo turístico de primer nivel para la ciudad bañada de luz y
piedra, blanca y azul, ocre, dorada y rodena,
sostén de espirituales torres que compiten por alcanzar el cielo.
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