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jueves, 12 de enero de 2012

SAN ESTEBAN DE LA SIERRA:FIESTA DE SANTA ÁGUEDA

SAN ESTEBAN DE LA SIERRA: FIESTA DE SANTA ÁGUEDA

San Esteban de la Sierra celebra la fiesta de Santa Águeda los días cuatro, cinco y seis de febrero. Como históricamente se ha hecho, los mayordomos son los encargados de la organización y de cubrir los diferentes gastos que el evento origine, excepto la comida del último día que corre a cargo del Ayuntamiento, que invita a mayordomos salientes y entrantes.
Este año son mayordomos la Peña El Deo Joío que entre mayores y pequeños supera las treinta personas.
Ya han iniciado los preparativos, tienen su cartel festivo y en los próximos días harán perrunillas y anisete, ingredientes imprescindibles en estas fechas y otros festejos de San Esteban de la Sierra.
Quienes no conozcan esta fiesta tienen la gran oportunidad de vivirla en directo. San Esteban acoge estupendamente a quienes deseen conocernos y el Deo Joío estará encantado de ver disfrutar a propios y ajenos.

Para información más amplia sobre la significación de la fiesta les remitimos al artículo de nuestro blog del 22 de enero de 2011.

viernes, 1 de abril de 2011

SAN ESTEBAN DE LA SIERRA. PASEOS DE PRIMAVERA.

SAN ESTEBAN DE LA SIERRA. PASEOS DE PRIMAVERA (27 DE MARZO).

Amaneció el día templado con niebla y fina lluvia tipo chirimiri, típica inestabilidad de la estación primaveral que a pesar del inconveniente del paraguas apetecía disfrutar.


La singular naturaleza serrana, el alborear de la floración de plantas silvestres y frutales, la agradable charla y compañía, nos regalaron una jornada para el recuerdo en la que no nos faltó la tapa de rigor y la degustación de los vinos de “calidad” que Carlos, de bodegas Rochal, nos ofreció.


Como en otras ocasiones, el puente medieval, el camino del Cancho, el Castañar y la Huanfría fueron bellos escenarios de paseo en  mañana de principios de primavera.

miércoles, 2 de marzo de 2011

SAN ESTEBAN DE LA SIERRA: EL DISFRUTE DEL PAISAJE.

SAN ESTEBAN DE LA SIERRA: EL DISFRUTE DEL PAISAJE.

La bonanza climatológica de finales de febrero invitaba de manera especial a viajar y disfrutar de los desconocidos paisajes de nuestra siempre atractiva geografía. Desde los confines del sur peninsular (Sanlúcar de Barrameda) y la  incomparable Sevilla, llegaron viajeros ávidos de conocer y saborear las esencias de la Sierra de Francia; desde la localidad de San Esteban, los amantes de su propia naturaleza, recorrían diferentes pagos, escalaban rocas de curiosas formas, oteaban lejanos horizontes, contemplaban las nieves del Sistema Central, visitaban tumbas y lagares y comentaban pasado y presente de robledales, baldíos y cultivos. Paisajes naturales unos, antrópicos otros, indelebles huellas humanas de lejanos tiempos permitían el disfrute de propios y ajenos aprovechando el último sol de febrero previa entrada del frío norteño.



El gratificante paseo, la charla amigable, el intercambio de ideas y conocimientos ha servido para unir en amistad personas de la sureña Andalucía y nuestro pequeño mundo de la fosa del Alagón.


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lunes, 17 de enero de 2011

SAN ESTEBAN DE LA SIERRA:IMÁGENES DE LA MISMA JORNADA

    







A las nueve y media de la mañana del día quince de enero éste era el panorama del Bardal y los Riscos desde el camino de Bajenoso.

Frente a la suave y limpia mañana en el fondo del valle, las nieblas llegaban hasta la Jara, Majahonda y el Bardal y cual  humo de  hoguera  ascendían vertiginosas hacia los Riscos para poco después desaparecer.

Era un espectáculo observar, como si de epopeya griega se tratara, cómo el denso hidrometeoro oponía resistencia al poderoso Helios que libraba su propia batalla tratando de desperezarse como homérico Titán.




Entre las diez y las doce de la mañana,  camino de Valmedroso, Prado Concejo, las Huertitas, Majallana y retorno por Valdeconejos, la atmósfera era la  más impoluta que uno pudiera imaginar.  Los previos días de lluvia habían limpiado el ambiente y nos regalaban una mañana espectacular. El regato Valmedroso había incrementado el caudal, por los caminos corría una “paradera” para regar y bajo el musgo surgían pequeños hilos de agua que se perdían entre la tierra y la hojarasca. Los erectos menhires parecían más excelsos que nunca y al mirarlos uno pensaba en las ciclópeas fuerzas del interior terráqueo y los poderosos agentes externos artífices de tan impresionantes moles.

La búsqueda de la  pasada huella humana daba su fruto entre la satisfacción y las mil interrogantes. Es tanto el esfuerzo realizado por quienes nos precedieron que resulta difícil comprender el olvido secular.   

Desde la era del Prado Concejo, la vista alcanza  el lejano cíngulo  montañoso del Sistema Central  donde la Peña ocupa posición prominente. Allá confluyen y se hermanan las regiones de Castilla y León y  Extremadura, tan próximas y tan diferentes.

Ya en Valdeconejos, San Esteban queda a tiro de piedra. Ocupa el fondo del valle en la margen izquierda del Alagón, río que serpentea entre las hercinianas montañas camino de Extremadura.  







SAN ESTEBAN DE LA SIERRA: EL LIMÓN SERRANO.

SAN ESTEBAN DE LA SIERRA: EL LIMÓN SERRANO

Según las investigaciones de Cea Gutiérrez (1), ya a finales del siglo XVII, aparece la tradición de comer el limón en nuestra comarca, Sierra de Francia. Probablemente tal costumbre es anterior aunque no aparece reflejada hasta 1690 en las cuentas del Común de Sequeros donde se detallan los ingredientes y cada uno de los gastos ocasionados por el consumo del limón el primer día de Pascua y el día de San Gregorio.

Mucho ha llovido desde entonces y cuántos y cuántos limones habrán  sido consumidos en las mesas serranas, en casas, bodegas u otros lugares de reunión. Por otro lado, cuántas variantes se habrán conocido a lo largo del tiempo porque, al decir de algunos, “el limón admite todo y en cada sitio se hace de forma diferente”. De lo que no cabe duda es que en dicho plato hay ingredientes que nunca faltan: limón cortado, aceite de oliva y huevo ya sea frito o cocido.

Hay quienes hablan de ensalada de limón; otros de limón de pobres .Los ingredientes, como es natural, se reducen respecto al auténtico limón, donde no faltará la carne asada y el vino tinto junto a otras suculencias de nuestra tierra.

Durante estos años hemos visto muchos tipos de limón: con naranja, con jamón, con escabeche, con cordero,  con cabrito, con magro o solomillo de cerdo, con ternera, con y sin chorizo, con o sin tocino, con huevo duro, frito o con ambos; en definitiva, “un melting pot” que más de uno se preguntará cuál será la presentación y a qué sabrá.

Personalmente me gusta la receta de abundante limón cortado en finas rodajas, un poquito de sal sobre el limón, un diente de ajo machado y vino tinto sobre los anteriores ingredientes, huevo cocido, huevo frito, aceite de la utilizada para freír, carne asada, unas rodajas de chorizo, unos trocitos de panceta asada y, por supuesto, pan para “pringar”. Pienso que es suficiente y como diría algún castizo de nuestro terruño, no vinculado con Galicia, “el limón está para relamberse”.

Otra cosa es la presentación; no es la propia de la nueva cocina. Más bien es a la antigua usanza, mezclando todos los productos que con su fusión proporcionarán un exquisito sabor.

¿Y cuándo se come el limón? Según parece, antaño se consumía en determinados eventos festivos. Aún hoy, en San Esteban, el Ayuntamiento invita a limón a los mayordomos salientes y entrantes de Santa Águeda el día siguiente a la fiesta mayor. En el presente, los lugareños consumimos el limón para almorzar a media mañana, en reuniones de amigos o para comer domingos o festivos como algo casi ritual. En nuestro pueblo es una comida muy socorrida y apropiada para reuniones matinales o de mediodía, tan consistente  que apenas es necesario comer más durante la jornada.  Claro está que dependiendo de la cantidad.

Muchas veces nos hemos preguntado, cómo surgió y por qué razón se  realizó tal mezcla, máxime teniendo en cuenta que el fruto del limón generalmente procedería de fuera ¿Acaso llegó tal vianda desde otras tierras o es que la sabia naturaleza serrana descubrió que una dieta alta en carne necesitaba que un ingrediente contrarrestara los efectos más negativos? Sabido es del poder regulador del PH tanto del ajo como del limón, de sus diversas vitaminas y del poder antiséptico que ambos tienen. Por tanto, aunque hablamos de una comida fuerte, con alimentos que provocan abundantes  toxinas, el limón y el ajo actúan en sentido contrario. Como podemos ver hay muchas cosas inventadas y desde luego, nuestros antepasados no iban descaminados en la preparación del limón. San Esteban de la Sierra y otros lugares de la Sierra de Francia tienen en ello larga experiencia.

En Fuentes de Abajo, además de “bed and breakfast” y rutas guiadas, estamos preparados para ofrecer el rico limón, alimento raro para algunos, para otros un verdadero primor.

Joaquín Berrocal Rosingana.




1-Cea Gutiérrez, A.: “La Fiesta de las Águedas en Miranda del Castañar”. Narria, estudios de artes y costumbres populares. Provincia de Salamanca. Universidad Autónoma de Madrid, 1979.



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lunes, 10 de enero de 2011

EXCELENTE MIRADOR: DESDE LA CRUZ DEL MONTE



La Sierra de Francia está plagada de estupendos paisajes y excelentes miradores, soberbios escenarios de los que San Esteban de la Sierra ofrece un amplio repertorio que de manera gradual iremos mostrando en nuestro blog.

Hoy presentamos un mirador desconocido, sin ninguna indicación y que a lo largo de las estaciones visitamos; es el Mirador de La Cruz del Monte.
Ubicado en la vieja carretera de los Pajares, en la que fue durante siglos ruta arriera de vital importancia para habitantes de la  Sierra de Francia, permite contemplar la compleja orografía de la fosa del Alagón y la secular tarea humana para dominar las laderas.
Desde aquí se perciben las redondeadas cumbres de montañas gastadas, el ruiniforme sello de otras, el serpenteo fluvial, pueblos diseminados y, por encima de tan bella geografía, el sacro pedestal de la Peña de Francia.
Desde aquí vemos los próximos campos de cultivo, viñedo, olivar y frutales asociados, alguna pradería y un mundo multicolor al correr de las estaciones en el que destaca  la bellísima estampa del pueblo de San Esteban.
Hemos elegido este lugar por ser un excelso mirador, muy pedagógico para entender la estética de los paisajes y que sirve muy bien  a nuestra filosofía de un turismo rural diferente y alternativo, turismo de naturaleza y cultural, turismo de comunicación y enriquecimiento mutuo del lugareño y el turista.
  
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sábado, 25 de diciembre de 2010

DESDE FUENTES DE ABAJO:INTUICIÓN Y SUERTE EN LA LOCALIZACIÓN DE UN NUEVO LAGAR

                            
La espléndida mañana del pasado domingo me llevó hacia Los Pajares, uno de los pagos de la población de San Esteban y primitivo hábitat agrícola-ganadero. Guiado por la intuición recorrí parajes donde creía que podía localizar nuevos lagares. A veces no es tarea sencilla ya que muchos se encuentran  ocultos entre ramaje, hierbas, piedras, matorral o prácticamente enterrados.  Tras dirigir la mirada en diferentes sentidos y recorrer matorrales, roquedales y viñedos abandonados, la fortuna fue mi aliada. El apenas perceptible corte en una  piedra de granito de unos 20 centímetros significó el primer indicio. Después desconfié, ya que la tierra todo lo cubría y la roca no parecía tener continuidad. Permanecí de pie sobre lo que sospechaba era una pila; a continuación subí a las rocas que contornean el sitio y tras el  análisis visual llegué a convencerme que estaba ante un nuevo hallazgo. Cogí la azada y seguí el corte de la piedra .Topé con los dos extremos y el fondo. Ya no había duda, 1,80 de largo y 0,20 de profundidad. Continué buscado la parte más estrecha del lagar y la ubicación del bocín. Éste pronto salió a la luz así como el pilón bajo las piedras de la pared del corral.

 Aunque no he vaciado el receptáculo en su totalidad parece estar bien conservado y tiene buenas proporciones, 1,80 por 1,35 y  profundidad de 0,20 aproximadamente. Ofrece como peculiaridad la localización entre dos rocas ligeramente elevadas que sirven  de base a la pared del corral .En un lateral  hay un corte en forma de pequeña ventana de 0,30 por 0,35 rellena de piedras y que probablemente sirvió de anclaje de prensa. En el lado opuesto una marmita abierta al frente con fondo circular y que, en parte, parece impronta humana.

                              
He comprobado la existencia del pilón, bien conservado y profundo que he dejado tal como estaba al hallarse el muro encima.
                             
Tras recrearme con la vista y tomar nota de los detalles me he sentido satisfecho; había localizado otra más oculta huella del remoto pasado de nuestros ancestros.

Quienes amamos nuestra geografía disfrutamos de cada uno de los recursos de ella y no hay duda que los lagares están entre los más valiosos y singulares que hallamos a lo largo y ancho de nuestro paisaje.
Cada día, ante los nuevos hallazgos, esta milenaria cultura adquiere una dimensión mayor. Por ello, estamos convencidos que nuestra tierra ocupó puesto señero en la que denominamos LA CULTURA DE LOS LAGARES, cultura típicamente mediterránea  perceptible desde el norte de África hasta la península de Anatolia y desde allí hasta Grecia, Italia, Francia, España y Portugal.
                       
Vamos camino de inventariar y estudiar un centenar de excavaciones rupestres en un espacio aproximado de diecisiete kilómetros cuadrados del término municipal de San Esteban de la Sierra; creemos que hay todavía un número importante enterrado y que, por circunstancias diversas, son numerosos los desaparecidos.
¡Seguiremos trabajando sobre este apasionante tema con ilusión y con la colaboración desinteresada de nuestros amigos paisanos para satisfacción propia y de quienes estén interesados en conocer nuestra historia  pasada!  

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viernes, 17 de diciembre de 2010

DESDE FUENTES DE ABAJO:PASEO VESPERTINO

DESDE FUENTES DE ABAJO: PASEO VESPERTINO.

A la heladora noche y frías primeras horas de la mañana ha seguido una tarde soleada,  de bello azul celeste y muy agradable temperatura. La tarde invita al paseo y desde Fuentes de Abajo he seguido el camino del río. He pasado el soberbio puente medieval y he comenzado a ascender por el camino de la Viña el Río entre las paredes que protegen los cultivos del viñedo asociado al olivo o al frutal, muchos ya abandonados.
En algunos tramos del camino, bajo las paredes donde no ha penetrado el sol, el hielo blanquea sobre el duro suelo. Los tejados del caserío aparecen iluminados; el Castañar está en sombra; Cancho y Tiriñuelo reciben la alegría del sol vespertino.

 He subido hasta los Muros sin pausa salvo para coger almendras de árbol abandonado al borde de la carretera .En los Muros hago un alto en el camino; contemplo la protegida solana  bajo mis pies, veo los diminutos cactus y el rusco, los alcornoques y quejigos, los almeces desnudos, el pueblo en toda su extensión y al fondo la masa enorme de la Sierra de Béjar con  nieve intermitente en las cumbres. Distingo y escucho el vareo de un olivo bajo el que se extiende una red verde. Al otro lado de la carretera hay un pequeño abrigo rocoso donde crecen diminutos y  primitivos helechos y una pequeña culebra se solaza.
Tengo interés en subir entre bancales deteriorados y llegar hasta las zonas impactadas por el devastador incendio del pasado año. Hay tocones de olivos, tiempos atrás olvidados, que comienzan a brotar entre negros matorrales carbonizados. A trechos rebrotes de carrasca, lentisco, cantueso, mejorana, madroño y durillo y al descubierto paredes arruinadas de antiquísimas paratas, tan reducidas que a veces no tienen el ancho de un metro. Desde aquí dirijo la vista al río y el cuidado olivar del Volcán. En la margen izquierda del Alagón diviso el Guijarral, Bajenoso y Risco de la Dehesa, impresionante ladera arrasada por las llamas donde se percibe la que fue gran escalinata cultivada  hasta hace pocos lustros.

Sentado sobre un canchal de granito disfruto del sol de la tarde, de las grandiosas perspectivas y de  la naturaleza conservada; siento, sin embargo, la nefasta huella del fuego y me sobrecoge e intriga pensar en la magna obra de nuestros ancestros, creadores de un paisaje para la mera subsistencia, tan precario que es difícil imaginar cómo pudieron vivir y cuántos siglos transcurrieron hasta domeñar la tierra.

Comienzo el descenso y me recreo fotografiando y comiendo rojos madroños; observo carriles y zonas hozadas de jabalíes; me detengo ante el brillo de las grandes y tiernas hojas del durillo y ante la manada de pájaros que hay bajo varios olivos. Hay zorzales o charlas, alguna mirla y numerosos insectívoros. Cuando me acerco, emprenden el vuelo y se esfuma cualquier posibilidad de una buena fotografía.

De vuelta a casa, el sol se esconde tras el Pico Castañar, San Esteban se queda en sombra y sobre el Pico el  Cancho y Pico Tiriñuelo aún perdura el luminoso Helios.