domingo, 27 de noviembre de 2011

TURISMO RURAL

TURISMO RURAL.



El concepto de “turismo rural” se ha generalizado tanto y ha evolucionado de forma tan dispar  que es difícil en el momento actual aunar criterios y dar una definición única, válida para todos. Las diferentes Administraciones tienen su idea sobre turismo rural, los propietarios difieren en su concepción, los clientes opinan de forma variopinta y lo que para unos significa simplemente ir a una casa que no es la propia, para otros es una alternativa turística diferente, más rica en matices y de mayor proximidad humana que el modelo turístico dominante en España, el turismo de masas.

 Hay quienes prefieren hablar de “turismo en el campo” o “turismo en el espacio rural”, conceptos válidos pero tal vez excesivamente  latos. Para algunos, turismo rural se define como “cualquier actividad de ocio que se desarrolla en el campo sin tener en cuenta cuál sea el medio de acogida”;  en este caso no se precisa tampoco sobre la dimensión del alojamiento,  qué tipo de actividades y qué fines. Más restrictiva es aquella definición que surge a la par del movimiento turístico en nuestro agro, allá por los ochenta y noventa del pasado siglo y que tiene en cuenta  un espacio rural concreto, actividades naturales y culturales respetuosas con el medio, el número de habitantes de los núcleos, las mutuas aportaciones culturales entre demandante y receptor, un determinado tipo de alojamiento.....



En la década de los noventa, Regueiro Oxinalde decía que el turismo rural englobaba al ecoturismo y al turismo  verde, al turismo cultural, al deportivo, al agroturismo, al de aventura, al blando o alternativo y al sostenible. Bote, Bardón,  Crosby, Gallardo y otros analistas se hacían eco de aquella filosofía que inspiraba el incipiente turismo en el espacio rural español, una filosofía que ha cambiado de forma sustancial en el siglo XXI fruto de excesivo proteccionismo en algunos casos, de una visión exclusivamente económica en otros, de la ceguera y despilfarro político en subvenciones y comercialización, de una desmedida oferta, nada humana y sostenible...

En la nueva concepción que algunos empresarios y usuarios tienen de turismo rural la localización no importa, el tamaño del alojamiento tampoco, las actividades pueden ser de “turismo de interior de interior”, respetuosas o no  con el medio ambiente; la sostenibilidad es un concepto demasiado vago para el empresario adinerado que crea grandes infraestructuras en el medio rural, equiparables a apartamentos en la playa, que lleva una política agresiva y que con ella pretende hundir a los  “paletos”.  Todo tiene cabida en lo que se anuncia como “turismo rural”: el botellón de interior, las macroconcentraciones en chalets, los alojamientos de marcha…Lo importante es que el negocio se publicite con el calificativo de “rural”.

Hay  propietarios que tienen muy claro el modelo de turismo rural que desean y se esfuerzan por hacer algo diferente, vender dignos alojamientos, hospitalidad y experiencias en la naturaleza, experiencias gastronómicas, enológicas, de agroturismo, arqueológicas, festivas, monumentales o  simplemente vivenciales; otros optan por macrohoteles y macroapartamentos con espíritu urbano o de sol y playa; otros por  la bucólica idea de la bonita casa rural que le ha subvencionado la Administración, que por sí misma se gestiona y en la que todo vale. Lo cierto es que por razones diversas el turismo rural, tal como se concibió en los albores de los ochenta,  se ha ido poco a poco desvirtuando en detrimento del sector y de los propios usuarios. Y no es que en el medio rural no  puedan coexistir empresas auténticamente industriales y otras de carácter familiar. Son formas diferentes de entender el turismo en el campo y que seguramente cuentan con públicos distintos. En un mismo marco geográfico la diferencia radica en un tipo de oferta y un tipo de demanda y al final,  el cliente será quien elija entre experiencias, hostelería tradicional, casa rural, camping, apartamento etc.… y diga la última palabra.

Consideramos que ante la situación que vive el turismo rural es conveniente tener muy en cuenta la visión de quienes con muchos años de experiencia siguen creyendo en él  y abogan si es menester por la “reinvención”. En este sentido, subscribimos el Manifiesto por un nuevo modelo de Turismo Rural de Fernando Gallego y nos quedamos con las frases que figuran a continuación:

  “Creo en el turismo rural como un motor de desarrollo y de vertebración territorial. Creo en el turismo rural como un instrumento para la salvaguarda del patrimonio secular. Creo en el turismo rural como un dinamizador del empleo y la empresa familiar. Creo en el turismo rural como una alternativa de ocio al binomio sol-playa y a la impersonalidad del turismo de masas. Creo en el turismo rural como un sentimiento, el arte de la hospitalidad. Creo en el turismo rural como una pulsión creativa e innovadora del individuo y la nueva sociedad del conocimiento. Creo en el turismo rural como un vector diferencial y un factor de cooperación personal e interempresarial. Creo en el turismo rural como una escuela de personas. Creo en el turismo rural como una experiencia única y vivificante en la naturaleza. Creo en el turismo rural como un puente entre el pasado y el futuro. Creo en el turismo rural como una etiqueta, es verdad.
Y por eso, porque creo así en el turismo rural, apelo a una reflexión en común sobre la realidad económica, política, social, cultural e intelectual de esta industria global.”

“Abogo, en fin, por un turismo con más corazón que ombligo y más lírica que épica”.

martes, 15 de noviembre de 2011

MURIÓ LA INFATIGABLE LUCHADORA ESPERANZA PÉREZ LABRADOR

MURIÓ LA LUCHADORA INFATIGABLE  ESPERANZA PÉREZ LABRADOR
Esta mañana, hojeando las páginas de El País, vi la noticia de la muerte  de Esperanza Pérez Labrador y el sentido artículo de Jesús M. Santos, autor del libro Esperanza, recientemente publicado.
Nacida en Camagüey, Cuba, era hija de Manuel Pérez Huerta y de Esperanza Labrador Gómez, ambos naturales de San Esteban de la Sierra, lugar al que llegaría Esperanza  en 1929 junto con su padre ya que su madre había muerto poco después del parto. Aquí vivió de forma continuada hasta 1936 para después alternar entre La Maya, San Esteban y Béjar. En los años cincuenta emigró a Argentina, tierra de esperanza, felicidad, dudas, dolor…
La azarosa vida de esta mujer está perfectamente reflejada en el libro anteriormente citado de Jesús M. Santos quien nos acerca a un personaje lleno de fuerza y esperanza que pasó buena parte de su existencia luchando contra la irracionalidad, la opresión, la violencia y la injusticia.
La dictadura militar le arrebató dos hijos, la esposa de uno de los hijos y al marido. Desde la desaparición en 1977 de su hijo menor no ha cesado de buscarlo como tampoco ha escatimado esfuerzos, junto a las Madres de la Plaza de Mayo y jueces como Garzón, reclamando que se hiciera justicia y se castigara a los responsables de tan bárbaras atrocidades.
Sea éste nuestro homenaje póstumo a esta mujer valiente, a la que bien recuerdan nuestros mayores de San Esteban y de la que dice Jesús M. Santos “se enfrentó cara a cara, casi golpe a golpe, a generales como Galtieri y Videla”.    

viernes, 4 de noviembre de 2011

LLEGARON LAS DESEADAS LLUVIAS.

LLEGARON LAS DESEADAS LLUVIAS

Tras la pertinaz sequía, los más de cien litros por metro cuadrado de finales de octubre y la incesante lluvia de principios de noviembre han sido recibidos como gran regalo celestial. Ya corre y suena el río, reducido a charcos durante meses, fluye limpio el arroyo y la naturaleza toda, incluida la humana, agradece los cambios estacionales.

En esta mañana de otoño, cuando la lluvia ha cesado y aparecía una brizna de sol hemos recorrido el camino del río y el arroyo, la Era la Puente y el Charquito Redondo, el Plantío y la Pesquera la Roza.




Higueras y alisos aún mantienen  persistente verdor; negrillos de ribera y almeces lucen  verde amarillento; algunos fresnos han perdido la hoja mientras otros se visten de amarillo otoñal; los escasos arces se tiñen de rojo y amarillo; los musgos verdean henchidos sobre las rocas; de los olivos cuelgan ramilletes de rebosante textura; la hierba brota en forma de delicados filamentos y las quitameriendas comienzan a aflorar.
Mientras a nuestro alrededor bullen diminutos paseriformes y escandalosas mirlas contemplamos desde la distancia la erguida torre de la iglesia y la iniciada transformación del monte del Castañar que en pocos días vestirá llamativas galas.


Desde Fuentes de Abajo invitamos al turista a conocer las bellas tierras de la Sierra de Francia donde el otoño se convierte en privilegiada estación, donde el bosque rezuma indescriptibles aromas y regala castañas, madroños y setas; invitamos a visitar nuestros pueblos en los que disfrutar de singular arquitectura, saborear vinos recién fermentados, licores de arcano sabor, estupendas carnes y  embutidos. Y más, el habitante serrano, como es habitual,  dará al turista la más calurosa acogida.