jueves, 30 de abril de 2020

FINALIZA ABRIL

Finaliza abril y continuamos confinados, esperemos que por poco tiempo...

Hasta ahora, desde el inicio de la reclusión, he introducido imágenes relativas a la fecha en años anteriores; también algún  artículo ya escrito con antelación o  en estos días en los que ha habido tiempo para revisar material acerca de lugares que nos sedujeron en el pasado.

Hoy os pongo fotos de dos lagares localizados el treinta de abril de dos mil dieciséis, uno de ellos ocupado por cantos y el otro lleno de tierra pero perceptible parte de la forma del lagar.



Os dejo un enlace acerca de un viaje que inicié a finales de abril y continué durante la primera semana de mayo hace ya unos cuantos años. La zona que se describe es el valle del río Aragón desde el embalse de Yesa  hasta Puente la Reina de Jaca y posteriormente el de su afluente el Aragón Subordán hasta pasar la Boca del Infierno.





miércoles, 29 de abril de 2020

MOARVES DE OJEDA


¡QUÉ DESCUBRIMIENTO!

Aquel día, camino de casa, tras varias jornadas en la Liébana, después de haber pasado Piedrasluengas y Cervera de Pisuerga…, al llegar a Moarves de Ojeda me detuve a la entrada del pueblo por donde caminaba un vecino del lugar. Me llamaba la atención el topónimo Moarves después de haber escuchado a Don Antonio Llorente Maldonado acerca de la toponimia mozárabe. Pensaba que tal vez se encontraría en la población alguna manifestación artística relacionada con el mundo mozárabe. Pregunté al Señor que paseaba, dónde se podía tomar un café y si, teniendo en cuenta el nombre del pueblo, había restos mozárabes, a lo que me respondió que no sabía el porqué del nombre del pueblo y que eso de mozárabe no le sonaba, que el pueblo se llamaba Moarves, no Mozárabes. Un poco pensativo me dijo que si  conocía la iglesia del pueblo. Yo la desconocía. Me comentó que era de lo mejorcito del norte de Palencia y que solamente podía ver el exterior así como la fachada de la casa de los Calderones. Me indicó el lugar y allí me dirigí.

¡Qué sorpresa! Cuando ví la portada, de inmediato pensé en la iglesia de Santiago de Carrión de los Condes. Había una enorme similitud por lo que recordaba de aquella, al haberla visto en fotos que no en vivo. Tuve la sensación de que ésta era mucho más hermosa, impactante por la tonalidad que yo intuía como óxido, por el contraste con el resto de los sillares, por el perfecto abocinamiento, por el Pantocrátor y  apostolado bajo tejadillo, los ventanales escoltando la puerta principal y la serie de detalles escultóricos que en algún sentido coincidían en temática con otros del románico palentino.

Me detuve un rato largo, fui fijándome en los detalles, me pregunté acerca de los decorativos arcos polilobulados y de nuevo acerca del tono singular de los sillares. Tomé fotos y al marcharme, el mismo Señor al que había preguntado, permanecía en la esquina como si estuviera observando mi reacción. Me acerqué, le dí las gracias y naturalmente, le dije que tenía razón, que era del mejor románico del norte de Palencia, al menos de lo que yo conocía.

En el camino seguí dando vueltas a la cabeza respecto a aspectos concretos de la portada de la iglesia de San Juan de Moarves.

Ya en casa, repasé las migraciones mozárabes, la toponimia, probable fecha del románico contemplado, posibles influencias en lo decorativo... Y, por otro lado,  a qué se debía el color oxidado en la arenisca.
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Las migraciones de cristianos en suelo de dominio musulmán, es decir, los mozárabes, se habían iniciado en el siglo VIII, el siglo X debió ser transcendental, (varias iglesias que conocía se corresponden con dicho siglo, Santa María de Lebeña, Peñalba, San Miguel de la Escalada…,). Las migraciones pervivieron al menos hasta el siglo XII.

Con relación a la toponímia, en Llorente Maldonado aparecen los topónimos mozárabe, mozárbez, mozarabito, moarves con las mismas connotaciones.

Para los especialistas, esta iglesia es del románico del siglo XII; en algunos estudios se da la fecha de 1185. La razón de que aparezca con más frecuencia en los libros la iglesia de Santiago de Carrión tendrá que ver con la gran maestría al esculpir la figura del Pantocrátor, tanto en los pliegues como en el rostro que más parece obra clásica que románica. Desde nuestra óptica personal el Pantocrátor de Carrión es de mayor calidad que el de Moarves; ahora bien, nos seduce mucho más el conjunto de la obra de San Juan de Moarves que la anteriormente citada. En San Juan el friso es de inusitada armonía, los arcos polilobulados  del friso son una maravilla. Los hemos contemplado en portadas del románico segoviano; también enmarcando esculturas en Carrión y Piasca, como en Moarves, sin que ninguno nos haya atraído tanto; los ajedrezados, baquetones, bolas y acantos de la portada abocinada son joyas románicas al igual que la aleccionadora escultura.

¡Qué decir de la ocre-dorada- rojiza tonalidad de la piedra! Tratándose de arenisca podría pensarse en la arenisca rodena y sin embargo no lo es. Hay diferencia. ¿Cuál es la razón de ese color? ¿Puede parecer suficiente la que explica que se  bañó  el sillar en caliza y óxido de hierro o la que afirma que entre sillar y sillar se introdujo cal y óxido para buscar otra estética y  mayor protección?

Sea como fuere, lo cierto es que esta portada, localizada en un pequeño lugar como es Moarves, es un lujo para los sentidos. Es un grandioso descubrimiento para cualquier persona que ame la belleza plasmada en el arte del románico.







martes, 28 de abril de 2020

RESIGNACIÓN. NOS CONFORMAREMOS CON VER LAS FOTOS

Buenos días. Hoy realizamos una entrega más de imágenes de nuestra comarca que se corresponden con fotos realizadas el veintiocho de abril del dos mil doce, dos mil quince y dos mil diecinueve.

Las del dos mil doce están tomadas en el mágico bosque de madroños, en el valle del río Francia y en el meandro Melero en una jornada plomiza, de nieblas y abundantes lluvias que no impidió sentir la belleza natural, respirar la tierra y la humedad y después de los paseos bajo  paraguas visitar a nuestros amigos de Miranda y disfrutar un vino en compañía.

Las restantes son de un recorrido muy especial para mí durante fechas de finales de abril y mayo. Este año no podrá ser. No podremos contemplar los espinos en flor, ni el botón de oro, ni los especiales lirios que crecen bajo los robles, ni los majestuosos cantiles, ni los lagares,  ni las grandiosas perspectivas. El último año me acompañaban los amigos Gustavo y Chandra que tras dos meses de curso intenso necesitaban relajarse en la sierra.



                                                 

















                                                                                       



domingo, 26 de abril de 2020

UN NUEVO DÍA, VEINTISIETE ABRIL DOS MIL QUINCE

Tras la torrencial lluvia del veintiséis de abril de dos mil quince volvimos a caminar entre arriscadas peñas y otras sendas llevaderas, entre el verdor del robledal, orquídeas, gamonas, cantuesos, nazarenos..., contemplando el vuelo del buitre, el multicolor abejaruco, las luces y sombras del cordal de la Peña y la blanca nieve de Béjar.















sábado, 25 de abril de 2020

NO CREO QUE EL GRUPO SENDERISTA OLVIDE AQUELLA JORNADA



 El día veintiséis de abril de dos mil quince era domingo y “si Dios tenía agua que caer”, expresión habitual en nuestro pueblo,  era uno de esos días.  Yo no veía día apropiado para paseos y naturalmente tampoco para fotos. Otras personas, sin embargo, tenían proyectada excursión y religiosamente iniciaron la marcha. Desde casa tomé las instantáneas del correr  del regaderón, el agua saliendo por los huecos de las paredes y desde el balcón  superior capté a los senderistas subiendo la Cuesta del Cancho, justo cuando más llovía.







viernes, 24 de abril de 2020

UN DÍA MÁS.VEINTICINCO DE ABRIL DE DOS MIL DIECISÉIS.


 La flor del cerezo nos da la bienvenida.


 Bella floración a nuestra vera; al fondo, el blanco de la Sierra.


Los viejos paredones sustentan los cerezos en flor junto al roquedo y espesura de la marrá.


¿Qué ciclópeas fuerzas alzaron la majestuosa taula?


Las Peñas del Hituero, desaparecida la cigüeña negra, a los buitres sirven de posadero.


¿Contemplando este verde y esta fronda hacia dónde trasladáis vuestra imaginación?


¿Acaso no lucen maravillosos los paisajes serranos?


Hasta las  berroqueñas formas parecen juguetonas.


Al fondo, en  bravía naturaleza, el arroyo se despeña entre los granitos.



El añoso olivo cobija al joven cerezo en flor.