miércoles, 6 de febrero de 2019

MAÑANA DE INVIERNO

Aquella mañana de invierno nuestros amigos de Madrid nos pedían novedades acerca de hallazgos rupestres y, claro está, nos acercamos a un bonito lugar donde en menos de cien metros cuadrados habíamos localizado dos tumbas y un lagar.




Había pasado bastantes veces por allí y no había visto indicios de nada más, pero ese día, anclado sobre el húmedo suelo le dije a José Antonio que estaba seguro de pisar una tumba o un lagar a lo que Angelina, incrédula, dijo que no se veía nada, que realizara una foto en ese instante y otra cuando hubiera indagado. Pedía que se las enviara a ver si era cierto o no.



La semana siguiente comprobamos que no nos habíamos equivocado. Enterrado se encontraba un pequeño lagar rupestre.





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