domingo, 5 de octubre de 2014

MÁGICO BOSQUE, UNA MAÑANA DE OCTUBRE


¡Silencio!, caminemos despacio, penetremos bajo la arbórea bóveda y sintámonos parte de la naturaleza. No hay nadie, ningún humano nos perturba. Árboles, arbustos, el canto de los pájaros y los seres invisibles acompañan nuestro recorrido. 


Todo está en sombra en rededor, hasta la mullida senda de hojas muertas por donde guiamos nuestros pasos. Apenas penetran algunos rayos. Miramos hacia lo alto y contemplamos la luz solar entre las altas copas de  quejigos, castaños y  centenarios madroños. Ya están madurando los frutos; madroños y bellotas siembran el suelo; ya se aprecian hongos tras las lluvias y la suavidad térmica.




Seguimos caminando y la magia del lugar se apodera del ser que se adentra en el bosque. Reina la paz en esta prodigiosa naturaleza donde sentimos el chasquido de la hojarasca mientras hacemos camino. A un lado y otro de la vereda, desnudos y combados trocos de  lauriformes madroños se elevan sobre  rastrera hiedra que oportuna y adherente trepa hacia las alturas en  varios de ellos. Dispersos eméticos y medicinales ruscos  siembran a trechos este jardín donde se retuercen cual columnas salomónicas coces del dominante Arbutus unedo  en los que observas la huella del jabalí, su dentellada y rascadero.  

El silencio del encantado e imperturbable rincón nos traslada a leyendas surgidas en otros bosques  de mágica significación y gratísimos recuerdos en nuestros viajes. ¡Si Bécquer, Machado o Rosalía hubieran transitado bajo la fraga serrana…!

¡Qué paraje! La mirada del verdor, umbroso y cerrado espacio nos conduce hacia el macaronésico territorio de la laurisilva. Salvando las distancias, grande es su parecido.
La desconocida y rica fronda rezuma belleza,  alegra el espíritu, inspira sosiego e insinúa benévolas leyendas…  

























Este mágico y precioso bosque está en nuestra Sierra de Francia para el disfrute respetuoso de los humanos. Pidamos que perdure por siglos sin la injerencia del hombre ni accidentes naturales.

1 comentario:

  1. Excelente descripción que nos lleva a esos parajes serranos llenos de vida. Un bosque que siempre quise para mi tierra y que nos quitaron. La Sierra de Francia siempre la tuve en cuenta y la sigo recordando, disfrutando y cuidando como un legado especial que nos dejaron nuestros antepasados en la cual se dejaron la piel para que ahora podamos seguir disfrutando, así que no nos queda otro remedio que seguir sus pasos y que perdure en el tiempo. Esperemos y luchemos para que así sea.

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