No fue ésta la última nevada que cubrió tejados y calles de la población. Sí tal vez más copiosa que la postrer acontecida un año después.
En muy poco tiempo, a mediodía el 15/12/2008, la tierra toda se vistió de níveo ropaje.
Apenas dos horas más tarde había dejado de nevar. Calma y silencio, el silencio de la naturaleza nueva, reinaban en aquel paisaje engalanado de blanco, fino y volátil tul, etérea atmósfera de luces y sombras, cortinas neblinosas que se abrían y cerraban, mostraban y ocultaban el territorio transformado, el cielo azul o el plomizo...