sábado, 24 de noviembre de 2012

PRESENCIA DE SAN ESTEBAN DE LA SIERRA EN INTUR 2012

PRESENCIA SE SAN ESTEBAN DE LA SIERRA EN LA FERIA DE INTUR 2012.

Intervienen el Excmo. Sr. Alcalde Antonio Agustín Labrador Nieto y Joaquín Berrocal Rosingana.

Buenos Días y Bienvenidos Amigos y compañeros de INTUR 2012. Agradecer en primer lugar al Patronato Provincial de Turismo de Salamanca su espacio para nuestra exposición.

Desde un pequeño municipio Salmantino de la Sierra de Francia que sirve como entrada a la Reserva de la Biosfera de Sierras de Béjar y Francia queremos daros a conocer la riqueza paisajística de la región junto con su Historia Vitivinícola que hacen de esta Ruta un sendero para recorrer la Historia y dejar  huella en San Esteban de la Sierra, Pueblos de la Sierra de Francia y Salamanca…

Gracias al Grupo de Acción Local Adriss,  a la  Excma Diputación de Salamanca y Ayuntamiento de San Esteban de la Sierra os enseñamos un aroma especial que se hace respirar por estas tierras Salmantinas con esta Ruta de “Los Lagares Rupestres”

A continuación cedo la palabra a D. Joaquín Berrocal Rosingana como creador ideológico e investigador de los  Lagares que se pueden observar en nuestro municipio.


En Valladolid a 23/11/2012.





SAN ESTEBAN DE LA SIERRA: “RUTA DE LOS LAGARES RUPESTRES”
Buenos días, bienvenidos a la presentación de la “Ruta de los Lagares Rupestres” y gracias a la Diputación de Salamanca por habernos concedido este espacio.
CARACTERÍSTICAS DEL TRAYECTO:
La recientemente inaugurada “Ruta de los Lagares Rupestres” es una ruta circular de aproximadamente doce kilómetros, unos trece si se realizan los diferentes desvíos alternativos. Recorre varios pagos del municipio de San Esteban de características bien diferenciadas que el público podrá apreciar tanto desde el punto de vista físico como cultural.
Discurre a través de amplia pista, fácil de recorrer ya que el desnivel que se salva no llega a los 300 metros con pendientes generalmente poco acusadas. Podría calificarse de dificultad media-baja.
La ruta está perfectamente marcada con postes indicadores y paneles informativos sobre recursos del itinerario. Por otro lado, en la web creada para la ruta, www.sanestebanrutalagares.com , se dispone de las nuevas tecnologías para que cualquier persona tenga información previa y pueda hacerla sin problema.
El itinerario puede realizarse a pie, en bicicleta, en animales de herradura o en vehículos todo terreno. Es aconsejable recorrerlo a pie para un mayor disfrute del conjunto de recursos.
Cualquier época del año es buena para acercarse a la zona si bien el otoño y la primavera son los períodos más llamativos.

PRINCIPALES RECURSOS:
Lo primero que el viajero va a apreciar es un territorio muy humanizado, parte de él bien conservado, otro arruinado que guarda el sello de la pasada Historia y un tercer ámbito geográfico donde surge el paisaje natural aunque haya sufrido tiempo atrás la impronta del hombre.
Entre los recursos naturales cabe mencionar la agreste morfología, perceptible conforme se camina y desde los miradores creados al respecto, las atractivas formas de erosión de los granitos, de los diques de cuarzo o de las más distantes pero visibles redondeces de las pizarras metamórficas. Hay singulares bosques de roble melojo, áreas de castaño, cerezo silvestre, fresno y un abigarrado matorral de plantas de distinto porte. Muy interesante para los amantes de la ornitología el avistamiento de buitres, águilas, milano real y negro, cigüeña negra y aves de menor tamaño.
Entre los recursos culturales los lagares rupestres, que dan nombre a la ruta, ocupan posición preeminente. En la actualidad no hay municipio de España que en tan pocos kilómetros cuadrados tenga localizados un número tan elevado, más de cien estructuras de esta índole. Bien es cierto que en el itinerario se observan solamente once que son los más cercanos al camino. Los lagares rupestres, con nombres diversos a lo largo y ancho de nuestra geografía, son excavaciones en roca de granito en este caso, que pueden tener de una a tres concavidades. Los más frecuentes son los de dos recipientes comunicados por un agujero o bocín y los más escasos los de tres. Además de las lagaretas, la actividad vitivinícola puede verse en la enorme sucesión de bancales, (paredones en el lenguaje serrano), que han ocupado históricamente las vides, a veces asociadas al olivo y frutales. En el camino, las fuentes y pozas hablan de los pequeños huertos dispersos; los corrales de la importancia ganadera pasada; las eras de la economía cerealista ya olvidada; los poblados primitivos de una historia poco conocida y los Pajares, tradicional núcleo de trashumancia local, de unas formas de vida desaparecidas hace pocos años.
PÚBLICO:
La vía es accesible para el gran público, para grupos familiares, excursiones de colegios y especialistas relacionados con la geografía, la historia, la botánica, la antropología, la etnología y por supuesto para enólogos o personas que quieran conocer los orígenes del remoto aprovechamiento de la vid y de la milenaria y mediterránea cultura de los lagares.
¿QUÉ INTERÉS PUEDE TENER PARA SAN ESTEBAN DE LA SIERRA Y COMARCA?
No cabe duda que es una ruta singular, única en el espacio serrano y me atrevería a decir que en la Comunidad Autónoma e incluso en el país por sus características. Por tanto puede servir de revulsivo para una zona cada vez más deprimida y donde se está tratando de sacar a la luz un patrimonio milenario que de otra forma hubiera quedado en el olvido como ha sucedido durante siglos.
Es una ruta de escaso coste económico fruto de la voluntad y cooperación altruista de un grupo de personas que amamos la tierra donde hemos nacido; una ruta de la que debiera hacerse eco la Administración y quienes han hecho inversiones millonarias en rutas muy adobadas con elementos externos y mucha difusión.
Animamos a todos a realizar la ruta,  disfrutar de la belleza de los paisajes, de la Historia que sale al paso, de la interpretación fisionómica o histórica, de la hospitalidad de San Esteban y los excelentes productos de nuestra tierra, desde los hornazos, los nuégados, las perrunillas y el anisete, los embutidos y los deliciosos caldos.
¡Allí les esperamos!

lunes, 12 de noviembre de 2012

PAISAJES CON HISTORIA: LAS HUERTITAS.

PAISAJES CON HISTORIA: LAS HUERTITAS.
Desde el Alto de Valmedroso y Cantarrana hasta Rando y desde  los elevados  canchales del Prado Concejo hasta el encajado y rocoso lecho del Alagón se extiende el amplio pago que genéricamente conocemos como Las Huertitas. Es un paraje de discontinua faz de lanchones graníticos, bolas berroqueñas, acumulaciones de originario ígneo material, singulares marmitas y caprichosas formas, fruto de la propia naturaleza pétrea y de los agentes externos de erosión. Frente al vistoso roquedo, tierras de arenosa textura casi siempre en pendiente y  umbrosa orientación. Como cubierta vegetal, densos robledales, dispersos rodales de castaños, fresnos en los lugares más húmedos, diseminados plantones de cerezo silvestre, algún pinar antrópico, sotobosque de bardas, retamas, espinosas plantas, aromáticos cantueso y mejorana…





En medio de este paisaje, muy trastocado a lo largo de los tiempos, pervive algún aislado cultivo de viña, frutal y huerta. Es la reliquia de una tierra que de forma dispersa y con labor intensa permaneció productiva hasta las postrimerías de la pasada centuria. Los pequeños huertos fueron abundantes aprovechando fuentes y manantiales de forma integral; el viñedo y el frutal ocupó mayor superficie y durante más de dos décadas del pasado siglo, algunos de los actuales robledales fueron productivos campos de fresas. Anteriormente no faltaron fincas de cereal que en las cercanas eras de natural alisado lanchón  era trillado y aventado. Ahora, parte del territorio está cercado y sostiene ganadería bovina de forma extensiva; el resto, abandonado a su suerte, retorna al paisaje ecológico.
Para el viajero de hoy, la percepción más superficial es la de un paisaje bravío no exento de belleza y de atractivos rincones al correr de las estaciones. Llegada la primavera no es difícil contemplar, entre el bosque o los claros del mismo, las prímulas amarillas, las rosas de peonía, diversas leguminosas, gamones,  pequeñas y llamativas orquídeas. A finales del verano abundan las moras de zarzal y las endrinas adquieren morada tonalidad. Ya en el otoño, el caducifolio bosque se viste de rojos, ocres y amarillos  y bajo él aparecen variedad de hongos en años de lluvia y suavidad térmica.




Recorrer las pistas y veredas siempre deviene en agradables sorpresas,  un bando de perdices, el salto de un corzo, el canto de la llamativa oropéndola, avistamiento en las alturas del milano real, el buitre, el águila,  las ordenadas y ruidosas grullas migrantes y quién sabe si el vuelo de la cigüeña negra o el paso de la avutarda…
Para quien se adentre en su interior, olvidando sendas, la huella humana poco a poco sale al paso y entre robledales, castañares y roquedos aparecen restos de la prístina historia. Aquí la musgosa pared de la vieja cerca, allá bancales abandonados, eras que conservan semicirculares hitos, piedras hincadas linealmente, paralelas entre sí, como si de canalización se tratara, grandes bloques graníticos formando  abrigo natural donde el hombre elevó pared y usó como refugio, acumulaciones circulares de piedra de antiguas viviendas, pizarras de foránea procedencia, trapezoidales   tumbas y bellísimas lagaretas rupestres que nos retrotraen a una lejana y milenaria época.





 
Ninguna fuente escrita nos habla del remoto poblamiento y aprovechamiento de estas tierras si exceptuamos las referencias cinegéticas del siglo XIV  donde se citan  Valmedroso y Rando, siendo Las Huertitas obligado paso entre  uno y  otro lugar. Son los restos pétreos, esculpidos o manejados por el hombre, quienes nos proporcionan los primeros indicios de la ocupación y actividad humana, una actividad que probablemente iniciaron  cazadores itinerantes  que con el paso del tiempo se establecieron en dispersos  y pequeños asentamientos donde según los indicadores hubo además de aprovechamiento de los recursos naturales, desarrollo de la agricultura y la ganadería con anterioridad a la dominación romana de la península. Son varios los lugares en los que hallamos reminiscencias de hábitat primitivo. Posiblemente otros sitios habitados han desaparecido por completo con el paso de los siglos. La milenaria evolución a través de sucesivas generaciones y vicisitudes históricas habrá ido destruyendo u ocultando los restos anteriores. 
Se comenta entre los naturales de esta tierra que una de las áreas donde se hallan derruidas viviendas primitivas y vestigios pétreos labrados se corresponde con Randino, uno de los cuatro lugares que al decir popular conforman el municipio de San Esteban de la Sierra. No hay constancia escrita sobre ello como tampoco sobre otro sobrecogedor paraje en el que además de la belleza natural se encuentran  manifestaciones antrópicas de naturaleza similar a la anterior.




Si se llevara a cabo prospección arqueológica ésta desvelaría ocultas reliquias y aportaría cronología acerca de la ocupación humana y la antiquísima cultura de los lagares. Lagares y tumbas son actualmente impronta externa  visible e interesante de la intervención humana. Al carecer de estudios in situ que permitan la datación, la única posibilidad de valorar y quizás datar este patrimonio es a través de la comparación de nuestros lagares con  los existentes en la península y en el contexto mediterráneo. Se conocen pilas de idénticas características en Anatolia, Grecia, Bulgaria, Italia, Malta, Siria, Israel, Palestina, Portugal… La antigüedad de algunas de ellas se remonta a varios siglos antes de Cristo tal como demuestran los estudios de especialistas en el tema como el italiano Orlando Osculli. Con relación a la península, las arqueólogas Mata Parreño y Martínez Valle sitúan algunos de los lagares de la región Utiel-Requena entre el siglo V y III antes de Cristo, prolongando su vida hasta el siglo III de nuestra era con las villae rusticae; Paule Rubio habla de lagares prehistóricos en el norte de Extremadura; Manuel León Cáceres emplaza en época romana lagares y asentamientos de Quintana de la Serena en la provincia de Badajoz. Antonio de Sá Coixao establece que lagares rupestres del norte de Portugal pueden datarse entre los siglos II y IV, en época romana. No está clara la datación de los lagares riojanos; quienes abogan por época medieval y quienes le atribuyen varios siglos más de antigüedad.
Mucho se ha especulado y debatido entre historiadores, arqueólogos, antropólogos, aficionados…, sobre la utilización de estas pilas dispersas por los campos: lugares sacros y rituales, lagares de aceite, de vino, de extracción de miel, pilas para el tinte de tejidos, depósitos para el enriado del lino…
Hoy día, aunque hay quienes nadan a contracorriente, son muchos los expertos que piensan que las estructuras labradas en roca, con uno o varios recipientes, tuvieron una función económica y que en el caso que nos ocupa fueron utilizadas para la elaboración del vino tal como se desprende de los diversos estudios realizados sobre lagares similares tanto en la península como fuera de ella. Esta función no descarta el sentido ritual  que el vino ha tenido en diversas culturas.
Es sabido que en tierras de la Calabria italiana y en Portugal, excavaciones idénticas a las de San Esteban, fueron usadas para el primer proceso en la elaboración del vino desde aquellos lejanos tiempos hasta la segunda mitad del siglo XX. En países y regiones citados anteriormente, la función de uso se perdió hace siglos, lo mismo que sucedió en San Esteban donde no ha habido transmisión oral ni escrita que hable del momento de explotación y abandono. El exhaustivo estudio de los hallazgos arqueológicos de la ciudad ibérica de Kelín, Solana de las Pilillas y otros yacimientos valencianos  son un testimonio más del remoto empleo, incluso industrial, de estas lagaretas rupestres. Ánforas, pepitas y otros restos  permite hablar a los arqueólogos de la Universidad de Valencia  de una importante producción y comercialización de vino  en época ibérica.
 En lo que se refiere al carácter ritual del vino, asociado a los lagares, es buen ejemplo la ciudad tracia de Perperikon, ciudad dedicada a Dionisos, dios del vino, y donde se hallan varios lagares.  Otro ejemplo en el que lagares y ritual van de la mano es el de la Solana de las Pilillas en  la región de Utiel-Requena donde  se localizó un altar a Baco, la divinidad romana relacionada con la viticultura. Los arqueólogos valencianos son conscientes de esta interrelación a la vista de los testimonios pero nunca se han decantado por lagaretas exclusivamente rituales como ha ocurrido tiempo atrás, entre ciertos estudiosos, en Extremadura o en la Meseta Norte.

El patrimonio (lagares y tumbas) que conocemos en el pago de las Huertitas está compuesto por dos lagaretas inconclusas, ocho de doble concavidad, dos de único recipiente, tres tumbas más o menos conservadas, una rota y otra simplemente marcada. No hay duda que en cualquier instante nuevos hallazgos puedan incrementar el diez por ciento aproximado que en estos momentos constituyen las pilas de las Huertitas en el término municipal de San Esteban de la Sierra.

Continuamos con nuestra tarea de localización, estudio de las características de cada lagar y su entorno y esperamos que en un futuro nuestro trabajo pueda concluirse con rigurosa prospección arqueológica de alguno de los puntos en los que la intervención humana posterior no ha borrado el primitivo sello.

Joaquín Berrocal Rosingana.


http://desdefuentesdeabajo.blogspot.com

IMÁGENES DE OTOÑO:RUTA DE LOS LAGARES RUPESTRES.